PEDRO POZA / Copenhague
Reinfeldt queda a expensas de la ultraderecha tras el rechazo 'verde'
El partido ecologista exige al primer ministro que negocie con toda la izquierda
El Mundo, , 21-09-2010Una victoria tan clara como amarga, un anticlímax, por emplear la gráfica descripción de Miriam Arrebäck, portavoz de los cristianodemócratas, una de las cuatro formaciones políticas que integran la coalición gubernamental sueca. La entrada en el Parlamento del partido antiinmigración Demócratas de Suecia (SD) ha estropeado el histórico logro del primer ministro Fredrik Reinfeldt, que por primera vez ha llevado al centroderecha a repetir triunfo en unas elecciones legislativas. La primera vez también que los socialdemócratas quedan fuera del poder en dos legislaturas seguidas.
En vez de saborear el éxito, Reinfeldt y sus aliados se enfrentan ahora a un verdadero caos de inestabilidad parlamentaria. Necesitan a Demócratas de Suecia para reunir una mayoría absoluta, pero el dirigente moderado insiste en que ni cooperará con ellos, ni dependerá de ellos, por lo que en la madrugada de ayer, después de confirmarse los resultados, lanzó una oferta de colaboración al opositor Partido Verde.
Su líder, Maria Wetterstrand, la rechazó sin miramientos: «Está completamente descartado. No tenemos un mandato de nuestros electores para ello. Podemos hablar, pero entonces deben invitar a todo el bloque de izquierda. Dejar fuera a los socialdemócratas es impensable».
«No respaldaremos así como así a un Gobierno que no tiene política climática, que fomenta la energía atómica y que despoja del seguro médico a personas enfermas», explicó Wetterstrand en conferencia de prensa. «¿Aceptaría ser ministra de Medio Ambiente para administrar la construcción de 10 centrales nucleares?» «No, gracias».
Cobra fuerza, pues, la tesis de que el primer ministro esperará a que pase la tormenta, se armará de pragmatismo, y gobernará en minoría mediante acuerdos puntuales con los distintos grupos del Parlamento, incluido el SD cuando no quede otra alternativa. Jimmie Åkesson, líder del partido antiinmigración, estaba ayer convencido de que Reinfeldt acabará recurriendo a ellos.
«Directa o indirectamente, influiremos sobre la política sueca», declaró en una entrevista con la cadena estatal SVT. «Ahora mismo nadie tiene mayoría, así que esperamos que el resto de partidos actúe responsablemente, igual que lo haremos nosotros. Pero si vamos a apoyar a un Gobierno en minoría esperamos algo a cambio. Habrá que cambiar la política de inmigración».
Entre políticos y medios, la consternación es general por el avance del SD, que exige prácticamente el fin de la inmigración no occidental, a la que considera culpable de los problemas de integración y delincuencia que sufre la sociedad sueca. «Una desgracia para el país», aseguraba ayer el diario liberal Dagens Nyheter. En la misma línea se expresaba el socialdemócrata Aftonbladet: «En estas elecciones sólo hay perdedores. La pesadilla se ha hecho realidad». Otro periódico liberal, el tabloide Expressen, lamentaba la llegada a Suecia de «un viejo fantasma europeo que ya ha esparcido muchas veces sobre este continente maldito su banal y mortal odio».
En la vecina Dinamarca, uno de los más influyentes analistas de Escandinavia, Ralf Pittelkow, defensor de la estricta política de inmigración del Gobierno liberal-conservador danés, opinaba en una columna publicada en Jyllands-Posten que Demócratas de Suecia no se sentaría en el Parlamento si sus denuncias no fueran reales: «La élite sueca reacciona como si estos problemas no existiesen, como si el SD no existiese. Confían en que aislándolo los problemas desaparecerán».
La crítica de que esta pasividad ha servido de detonante tanto para la degradación de los guetos de inmigrantes, como para el ascenso de la extrema derecha más cerril recibió el domingo nueva munición, y no sólo por el éxito del SD. Ningún otro país de la zona alberga un movimiento neonazi tan nutrido como Suecia.
Desde ahora, además, tiene el dudoso honor de contar con el único concejal hitleriano del norte de Europa, el primero desde 1940. Daniel Höglund, líder del Partido de los Suecos, el antiguo Frente Nacionalsocialista, fue elegido en las elecciones municipales (celebradas junto con las legislativas) de Grästorp, pequeña localidad de 6.000 habitantes situada unos 100 kilómetros al norte de Gotemburgo.
(Puede haber caducado)