reportaje

La causa romaní divide al país en dos

La Voz de Galicia, Juan Oliver | Enviado especial, 19-09-2010

Las encuestas reflejan que apenas un 56% de los ciudadanos apoyan al Gobierno galo ante la amenaza de la Comisión Europea de expedientarlo por las deportaciones

Las encuestas reflejan que apenas un 56% de los ciudadanos apoyan al Gobierno galo ante la amenaza de la Comisión Europea de expedientarlo por las deportaciones

Philippe no sabe que se equivoca cuando dice que en Villeneuve d’Ascq ya no quedan campamentos de gitanos. «Antes había varios en los barrios de la Cocina y la Ciudad Científica, pero afortunadamente ya los han echado a todos», explica. Trabaja en una agencia inmobiliaria de la avenida de Flandes y fuma un cigarro a la puerta de su negocio. «Para nosotros eran un problema, nadie quiere ir a vivir donde están ellos», afirma.

La polémica orden de expulsión contra los inmigrantes rumanos de etnia gitana, seguida del enfrentamiento del Ejecutivo galo con la Comisión Europea ha dividido en dos a la sociedad francesa. Según una encuesta del instituto Opinion Way, publicada por el diario Le Figaro, casi un 56% de los ciudadanos opinan como Philippe y rechazan la amenaza de expediente de Bruselas. Pero también hay otro 44% que se avergüenzan de que su país haya sido acusado de racismo, no solo por una comisaria europea, sino por instituciones como el Europarlamento y el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de las Naciones Unidas. «Francia no es así, nadie está de acuerdo con esa forma de actuar», señala Marc, empleado de una aseguradora, mientras toma una cerveza en un bar en la misma calle donde está la inmobiliaria de Philippe.

Es verdad que a Sarkozy le han llovido en su país las críticas de la izquierda, que lo acusa de identificar a los inmigrantes con la delincuencia y de perseguir un fin puramente electoral para atraerse los votos de la extrema derecha (dentro de año y medio hay elecciones presidenciales). Pero lo curioso, y quizá lo más relevante del asunto, es que también ha encontrado avales en la propia izquierda.

Es el caso del alcalde de Villeneuve, Gerard Caudron, ex socialista que milita ahora en la Coordinadora Nacional de la Izquierda Republicana y cuyo discurso se acerca más al del ultraderechista Frente Nacional que al de su propia formación. «No acepto que se nos exija privar a nuestros hijos de un gimnasio para dedicarlo a acoger gitanos», dijo hace unos días, cuando se negó a facilitar al Gobierno un pabellón municipal para instalar allí a varias familias que iban a ser expulsadas del país. Y si alguien cree que lo que Caudron quería era enfrentarse a París, el alcalde dejó claro que no era por eso: «Hemos tenido 350 gitanos al mismo tiempo en nuestro territorio, y todavía tenemos a 150. Son demasiados».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)