LA REACCIÓN de Nicolas Sarkozy al expediente abierto por la Comisión Europea al Gobierno francés por su política de expulsión de gitanos rumanos no se hizo esperar: «Si tanto le importan los gitanos [a la comisaria Reding], que se los lleve a Luxemburgo». Estas palabras, dichas ante un grupo de senadores franceses, suponen una lamentable salida de tono y un peldaño más en la escalada verbal del Gobierno francés contra la Comisión Europea, que ayer respaldó a la comisaria luxemburguesa Reding. Un portavoz del Elíseo calificó de «inaceptable» su comparación de las deportaciones de gitanos con las que realizó el regimen de Vichy en la II Guerra Mundial, cuando envió a decenas de miles de judíos a las cámaras de gas nazis. La comparación es, en efecto, muy desafortunada, pero Reding tiene razón en el fondo del asunto: el Gobierno de Sarkozy está practicando una política de expulsiones colectivas, que pone en evidencia un talante xenófobo y vulnera la normativa de la UE. Así se lo reprochó ayer la oposición, que le acusó con fundamento de estar dañando la imagen de Francia.