EL CORREO CATALÁN

Es lógico

El Mundo, ARCADI ESPADA, 11-09-2010

Querido J:
El amigo Monegal, que tiene la importante
misión de explicar la tele a los ciegos por
conveniencia, contaba el otro día en la radio
la gansada de un humorista de Buenafuente.
Parece que, con mucha ceremonia, el humorista
abrió un librote que identificó con el Corán
y se puso a leer unos párrafos. Uf, tremendo.
La ancestral violencia de los creyentes.
Acabada la lectura lo cerró y lomostró a
los espectadores. Era la Biblia, claro, y lamoralina
relativista, tan obvia que dolía. Como
te he dicho alguna vez, los ateos sabemos
mejor que nadie que no todas las religiones
son iguales. La gansada se produjo en el cargado
ambiente que ha provocado el happening
que promueve para hoy Terry Jones, un
pastor de ovejas de California que quiere quemar
unos cuantos ejemplares del Corán en la
plaza pública. Aún no se sabe qué hará: el
miedo y la histeria de Occidente han convertido
al pastor en el interlocutor privilegiado
de la Autoridad, desde el Papa hasta el presidente
de América. Los dos le ordenan que ceje
y, cada minuto que pasa, el pastor se siente
mejor. La quema de libros es un símbolo de
lo peor de la Humanidad: las llamas se ven
desde la Inquisición hasta Auschwitz. Por lo
tanto, el método elegido por el pastor sólo
provocami desprecio. Pero ni un pasomás.
Cuando Monegal acabó de explicar el chiste,
le dije con notable gravedad:
– Hay una diferencia. Si alguien planeara
la quema de biblias, el presidente Obama habría
dicho muchas cosas. Pero jamás habría
dicho que era un gesto imprudente.
Sigo pensando que la respuesta del presidente
americano es mucho más preocupante
que las intenciones del pastor. El presidente
Obama ha dicho que el pastor pone en peligro
muchas vidas de americanos. Hubiese
comprendido que semejante barbaridad la
hubiese dicho un imam barbudo, pero no el
jefe de una nación libre. Obama legitima que
la respuesta a la quema de libros sea la quema
de hombres. La equiparación es puramente
espantosa. Y lamaterialización del espanto
no es, en absoluto, un ejercicio retórico.
Si mañana, y en nombre de Alá y su
venganza, alguien destroza una vida americana,
el presidente Obama sólo tendría un
modo de ser coherente. Decir:
– Es lógico.
Cualquier reacción ante un hecho simbólico
que traspase los límites del símbolo es
una aberración impropia de un hombre civilizado.
Obama podría haber condenado el
gesto, calificarlo de repulsivo y de abyecto;
podría haber advertido, incluso, que provocaría
una quema de biblias o acciones de parecido
voltaje emocional. Pero nunca tendría
que haber dado por lógica la principal diferencia
pragmática entre los dos libros: ningún
cristiano reaccionaría ante la quema de
biblias destrozando infieles en una estación
de tren. Las palabras, flojísimas e inmorales,
de Obama llevan consigo otra siniestra equiparación
entre quemas librescas y humanas.
Y esta atañe, por así decirlo, a las filas propias.
En Irak y Afganistán, América ha liquidado
(y sigue liquidando) a miles demusulmanes.
Esta actividad ha provocado desesperadas
respuestas islámicas. Quemas de
hombres. La única posibilidad moral que
Obama tiene de justificar las invasiones es la
defensa de un orden donde puedan quemarse
biblias y coranes y hacérselo sobre lo más
barrido. ¿Invadir Irak y Afganistán, pasar a
fuego hombres, mujeres y niños en nombre
de la libertad duradera y luego convertir a un
estrafalario pastorcillo en responsable de las
futuras matanzas de americanos? Hombre,
hombre. Es improbable que la hipocresía socialdemócrata
haya alcanzado un grado semejante
en cualquier otro lugar y circunstancia
de nuestro tiempo.
Antes de ponerme a escribirteme he entretenido
en un ejercicio de sacrilegios. Te lo
adjunto a continuación. Trata de nuestro
mundo. Ninguno de esos sacrilegios ha costado
una sola vida. Nadie pronunció la palabra
imprudencia. Si se hicieron condenas fue
en nombre de la dignidad ofendida y no del
miedo. Es lo que tienen las religiones desarmadas.
Sal al aire libre y respira hondo.
Aparece el primero de Los Cantos deMaldoror,
del Conde de Lautreamont, que mezcla
religión, sexo y crimen (1867). Nikos Kazantzakis
escribe La última tentación de
Cristo (1960) y Scorsese la lleva al cine
(1988). Buñuel parodia la Última Cena en Viridiana
(1961). Fernando Arrabal le dedica
un libro a un joven cagándose «en Dios, la
Patria y todo lo demás» (1967). Monty
Python estrena su sátira religiosa La vida de
Bryan (1979). Godard dirige Yo te saludo,
María, versión carnal de la concepción de Jesús
(1984). Madonna coquetea con un Cristo
negro en su vídeo Like a Prayer (1988) y
aparece «crucificada» en su gira
Confessions on a Dance Floor
(2005). Oliverio Toscani retrata
para Benetton a un cura y
una monja besándose (1991).
Sinead O’Connor rasga ante
las cámaras una foto del Papa
(1992). MarilynManson escenifica
la quema de una biblia
en su gira Antichrist Superstar
(1996). José Saramago escribe
El Evangelio según Jesucristo
(1998); a su muerte, la edición
portuguesa de Playboy lo homenajea
colocando a Jesús en
un burdel. El fotógrafo José
Antonio Montoya publica
Sanctorum, una serie de figuras
católicas en poses sexuales
(2002). Javier Krahe enseña
«cómo cocinar un Cristo», Maragall
saca una foto a Carod-
Rovira jugando con una corona
de espinas en Jerusalén y
Leo Bassi parodia al Papa en
su espectáculo La Revelación
(2005). El Museo de la Catedral
de Viena exhibe Religión, carne y poder, de
Alfred Hrdlicka, que incluye una orgía apostólica
(2008). La Galería de ArteModerno de
Glasgow, en una exposición a favor de los
derechos de los gays, pone una biblia a disposición
del público para que deje en ella sus
comentarios (2009). En Rótova, Valencia, un
joven se quita la hostia de la boca y la pisotea
ante el cura en plena misa de la Divina
Aurora (2010).
Todos estos actosmás omenos cargados
de sentido, sarcasmo y brutalidad han sido
posibles por algo que caracteriza a nuestro
mundo laico: la constatación de que no hay
ninguna creencia sagrada. Que dan igual
Dios, Lenin, la Democracia o el Horóscopo.
Estos actos se produjeron en un estado de
ánimo muy lejano al insidioso respeto que se
exige en nombre de la espiritualidad islámica
y que ya empieza a extenderse peligrosamente
a todas las espiritualidades. Nada más
cierto que el islam ha vigorizado a Cristo. Un
estado de ánimo, el de la civilización, en el
que, lógica y bravamente, ninguna opinión
puede ser respetable.
Sigue con salud,
A

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