CARTAS DE LOS LECTORES

Tánger, sin vendas en los ojos

Diario de Navarra,   PDF, 10-09-2010

Es más fácil criticar que describir la realidad, sobre todo cuando la venda nos cubre los ojos.

No me considero turista, como me describe María Navarro en su carta de los lectores del martes 7 de septiembre de 2010 como respuesta a mi artículo “Tánger ¿por quién lloras?”. Mi familia y yo convivimos con la ciudad de Tánger desde hace más de 15 años, donde tenemos buenos amigos. En Tánger hay una frase muy repetida por los tangerinos “El español en Tánger no es extranjero”. ¿Ha leído usted mi artículo a fondo? ¿Lo ha leído completo? ¿Quizá se ha quedado sólo con lo que pueda tener de descriptivo? ¿Se ha sentido involucrada?

Tal vez no haya visto, ni salido de su entorno, en el horario en que estos niños se mueven. ¿Ha visto a estos niños desnudos y con la ropa atada a la cintura atravesar del puerto de pescadores al puerto de carga? En mi artículo no hablo de las cercanías del pueblo, ni del centro de la ciudad, hablo de los semáforos de una avenida principal situada al lado de la playa. Con nuestro amigo de la Real Policía Motorizada de Marruecos, hemos hablado más de una vez de este tema, siempre con respeto y nunca con rencor.

No es fácil que los turistas, alojados en los confortables hoteles de esa misma avenida, contemplen desde sus habitaciones estos sucesos. ¿Sólo vio a un niño al que la Policía lo sacaba del camión y rompía sus sueños? ¿No será que no quiso ver más?

¿Ha visto a estos niños esnifar pegamento, les ha visto fumar? Jamás he dado un cigarro a un menor en ninguna parte. ¿Les ha visto pedir a los turistas para comer? Ellos cuando les das un bocadillo, te dan las gracias y se lo reparten. Yo sí he visto todo esto y otras personas también. ¿Puede decirme qué ONG trabaja con estos niños en Tánger?

En esa avenida hay dos tiendas que venden todo tipo de licores, que los marroquíes llevan en bolsas de plástico negras para que no se vea su contenido. Para los turistas no está prohibido ni beber ni comprar alcohol y hay un bar muy conocido, cerca del puerto, donde sirven licores en la terraza, a la vista de todos. Con mi dinero compro lo que quiero y le doy a quien se lo merece.

Ya que se ofrece de guía a los lectores del Diario de Navarra, ¿qué Tánger les va a enseñar?

¿De dónde ha interpretado que hablo un horroroso árabe? Tiene razón, yo no sé hablar árabe, sólo utilizo frases cortas, pero a los marroquíes tanto de Tánger como de Ouarzazat les gusta que les hable, sonríen, me entienden y me corrigen.

Dé usted gracias al Diario de Navarra que le ha dado la oportunidad de darme la réplica, porque en el país en el que dice que vive no podría publicarlo, y menos siendo mujer.

Siempre que recomiendo Tánger a mis amigos, ciudad cosmopolita y variopinta, les pido que sean respetuosos con sus gentes y que entiendan que están en otro continente con otra cultura. Si nos ponemos una venda en los ojos, también tapamos el corazón.

ANTONIO LAITA VIGURIA

Amigo de Tánger

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