El drama de los emigrantes nos ha golpeado tanto que creíamos que ya nada podría sorprendernos. Qué equivocación tan grande. El asesinato horrendo de varios compatriotas en el estado de Tamaulipas, al norte de México, nos ha llenado de espanto. Además de todo el sufrimiento que implica la emigración ilegal, se agrega ahora el peligro para ellos de que los torturen y asesinen en un remoto lugar.

Pero de este modo nos hemos enterado, además, de que el narcotráfico está reclutando a muchos de esos ecuatorianos. Buscan sobre todo entre los jóvenes, para convertirlos en asesinos de sangre fría. Más adelante, algunos seguramente volverán al país, a sacar provecho aquí para ellos y para sus jefes del entrenamiento armado que recibieron, como si se tratase de una enfermedad que se contagia por contacto directo.

Seguramente la Policía habrá considerado estas pistas para iniciar de inmediato la investigación correspondiente.