Gitanadas

El Mundo, Arcadi Espada, 27-08-2010

EL PRESIDENTE Sarkozy ironiza sobre
los «humores mediáticos». No le falta
razón. Al menos por lo que respecta a los
gitanos deportados. Las autoridades
francesas dicen que a lo largo de 2010
«han regresado voluntariamente» unos
8.000 gitanos. Pero es verdad que la
noticia sólo ha emergido en la plena y
cícilica traición del verano. Cada vez con
insistenciamás irritada, los políticos, pero
no sólo ellos, exigen a la prensa el
cumplimiento de una ley elemental de la
objetividad: que hechos análogos tengan
un tratamiento análogo. Pero la exigencia
no es moco de pavo. Ya lo escribió Camba:
«Hay muchas noticias y poco papel, y
mañana, cuando haya más papel, habrá,
seguramente,menos noticias». Desde el
primer día el periodismo ha tenido que
tratar desigualmente noticias iguales. La
superficie informativa (en papel prensa o
en tiempo audiovisual) es del tipo suma
cero: el espacio que gana una información
lo pierde otra. La producción de noticias,
por otra parte, no sigue un ritmo regular:
hoy se dispone de ocho portadas posibles
ymañana aguarda un agobiante desierto.
Y lomás definitivo de todo: también es del
orden suma cero la atención de los
lectores. Sin embargo, la insistencia
contemporánea en la amortiguación de
ese diabólicomecanismo tiene razones.
Por un lado internet ha roto, en alguna
medida, el formato, demodo que los
condicionantes industriales no son en
teoría tan implacables. La red ha
propiciado también una vigilancia mucho
mayor sobre el discurso de los periódicos.
Y en buena parte esa vigilancia nace de la
facilidad con que pueden compararse, a
partir de la gran hemeroteca digital, las
diversas decisiones periodísticas: la
comparación era antes mucho más difícil
y especializada. Por lo tanto hoy parece
más fácil que ayer escribir el gran periódico:
ése que, luchando contra el azar y
los condicionantes de la producción industrial,
sabe darle a cada noticia su peso.
En lasmedidas decretadas por Francia
contra los gitanos hay una queme parece
particularmente despreciable, y es el
dinero. Las noticias suelen esquivar que la
gran mayoría de deportaciones de gitanos
son pactadas y a cambio de dinero. Quizá
debe de parecerles a los noticionistas que
eso atenúa la inmoralidad, y no quieren
regalarle atenuantes al villano.No esmi
caso. Eso de que a uno le den 300 euros por
largarse de un lugarme parece una
humillación superior a la pura fuerza bruta
de la expulsión. Envilecedor. De un modo
análogo, en la profundidad oscura de las
cosas, a aquel plan que puso enmarcha el
Gobierno español. También daba dinero (la
capitalización del subsidio de paro) a los
inmigrantes (con papeles, al margen de
cualquier delito, impolutos) que hicieran el
favor demarcharse. Una oferta para dejar
de ser españoles. Aquel plan que con tanta
cortés indiferencia fue tratado.

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