LA decisión de los ayuntamientos de Calafell y de El Vendrell de establecer zonas de tolerancia para el top manta fue una alternativa desesperada para dar respuesta a un problema para el que no tienen solución. Ambos ayuntamientos, igual que muchos otros de Catalunya, no disponen de policía local suficiente para destinar agentes que combatan la creciente venta ilegal en la calles, actividad en la que se han especializado redes de vendedores ambulantes de origen africano, que operan de forma organizada por todo el territorio y que en su mayoría distribuyen copias falsificadas de grandes marcas.

Pero la decisión de ambos ayuntamientos, pese a su evidente buena intención, es difícilmente admisible por el hecho de tolerar actividades ilegales que, como la citada, constituyen una competencia desleal hacia los comercios y los puestos de los mercados que pagan sus licencias para poder ejercer su actividad. Cierta actitud compasiva puede hacer pensar en que no es mala la permisividad hacia el top manta,ya que es una actividad pacífica que permite la supervivencia de inmigrantes sin recursos. Pero no hay que confundir las cosas y hay que afrontar cada problema por separado. Una cuestión es la adecuada atención a la inmigración y la otra la venta ilegal. El comercio del top manta no es un negocio individual, sino que está dominado por estructuras jerarquizadas y organizadas, que se basan en la explotación laboral de inmigrantes sin papeles.

La dura protesta de los comerciantes de toda Catalunya contra la tolerancia hacia los top manta,sobre todo después de que el propio conseller de Interior, Joan Saura, diera por buena la iniciativa de los dos municipios, ha propiciado un pacto entre los ayuntamientos de Calafell y El Vendrell, que han rectificado su decisión, la Federació de Municipis, la Generalitat y las propias asociaciones de comerciantes para afrontar el problema de forma global. Es una buena iniciativa.

El conseller de Interior, tras mostrar inicialmente cierta tolerancia, se ha comprometido a enviar dotaciones de Mossos d´Esquadra para reforzar la labor de las policías locales contra el top manta.Es fundamental mantener el principio de autoridad y hacer respetar las leyes. Hay que ser conscientes, sin embargo, de que el problema no se resolverá a golpes de porra. La comisión que se ha creado debe buscar soluciones más eficaces, globales e integradoras. El Ayuntamiento de Roda de Barà ha ensayado la fórmula de legalizar la actividad del top manta a través de la concesión y cobro de las licencias comerciales correspondientes por ejercer en un espacio fijo. Es otra alternativa que estudiar.