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Deportaciones

Diario de Noticias, por joseba santamaria, 24-08-2010

Lo más fácil, por evidente, sería denunciar la insoportable dosis de populismo y demagogia que acumula la acción política de un extremista de derechas como Sarkozy. Pero hay algo más temible en su fanfarrona decisión de seguir expulsado del país a cientos de personas de la etnia romaní hacia Rumanía y Bulgaria: utilizar las deportaciones como argumento de propaganda política. La desvergüenza de quebrar los principios fundacionales de la Unión Europea, la base de solidaridad de un modelo de convivencia basado en los derechos humanos, y la deshumanización como ejes ideológicos aparecen de nuevo en la negra historia de la humanidad. En realidad, el viejo fantasma – que periódicamente logra la fanatización social o religiosa suficiente para practicar la eliminación de millones de seres humanos sólo por ser diferentes – no ha dejado de recorrer Europa. Los gitanos – la minoría étnica más importante de la UE, con unos 12 millones de personas – han sido perseguidos y estigmatizados antes y después del genocidio nazi. Han sido siempre, y sólo hace falta repasar la historia más reciente en el Estado español – leo que la Real Academia Española aún mantiene como cuarta acepción de gitano a aquel que “estafa y obra por engaño” – , el chivo expiatorio perfecto. Sarkozy ha recorrido su camino al Elíseo con un discurso falso sobre seguridad ciudadana, con claros tics antidemocráticos en el espacio de los derechos civiles, sociales y laborales y muy cercano al populismo xenófobo del ultraderechista Le Pen en la inmigración y la persecución de las minorías. Lo peor es que ahora de nuevo Europa guarda silencio y mira hacia otro lado.

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