¿Y si se repite el genocidio?

El Mundo, juan de dios ramírez-heredia , 21-08-2010

Lo que está sucediendo en Francia no puede dejarnos indiferentes. Tenemos que reaccionar si no queremos ser responsables de otro genocidio, esta vez menos aparatoso que el de la II Guerra Mundial, pero no por ello menos cruel. La política represora de Sarkozy debería provocar en nosotros un noble y enérgico sentimiento de repulsa. ¿Habrá que recordar, una vez más, el famoso poema de Brecht?

El Ayuntamiento de Copenhague ha solicitado la ayuda del Gobierno danés para deportar hasta a 400 gitanos, pero como yo no soy gitano danés no me importa.

La Policía sueca ha expulsado a una parte de la población gitana, violando sus propias leyes y las de la UE, pero como yo no soy gitano sueco, tampoco me importa.

En Bélgica, una caravana de 700 gitanos ha sido expulsada de Flandes, pero como yo no soy gitano belga, tampoco me importa.

En Italia continúa la persecución y la deportación de los gitanos, pero como yo no soy gitano italiano, tampoco me importa.

Alemania está repatriando a miles de niños y adolescentes gitanos a Kosovo, a pesar de las advertencias de que éstos se enfrentarán a ser discriminados, a sufrir problemas de lenguaje, porque muchos de ellos nacieron en Alemania y no hablan albanés, pero como yo no soy gitano alemán, tampoco me importa.

En Francia, ya lo sabemos, Sarkozy se ha empeñado en criminalizar a todos los gitanos que viven en la República sabiendo que posiblemente más del 90% de todos ellos son tan franceses como él, y pueden exhibir cartas de naturaleza que se remontan a 1418 cuando los primeros gitanos acamparon en los aledaños de la catedral de Notre Dame. Pero como yo no soy gitano francés, tampoco me importa.

En países de la Europa Oriental que son miembros de la UE, como la República Checa, Hungría, Eslovaquia, Rumania y Bulgaria, la discriminación es sangrante y generalizada, e incluye ataques físicos, pero como yo no soy gitano checo, ni húngaro, ni eslovaco, ni rumano, ni búlgaro, tampoco me importa.

Esperemos que no tengamos que redondear el poema diciendo que un día las autoridades vinieron a por nosotros, los gitanos españoles, pero ya era demasiado tarde.

Mi lamento lo es en primer lugar contra las autoridades europeas porque no actúan con la diligencia y la eficacia que esta terrible situación aconseja. Amnistía Internacional ha declarado que la UE «ha hecho la vista gorda» ante lo que ha definido como una «violación grave de los derechos humanos» contra los gitanos, que somos una minoría que supera los 10 millones sólo en Europa. Los 18 expertos del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU han determinado que la política del presidente Sarkozy viola la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial de 1965. Pero eso no es suficiente.

La UE no puede permanecer impasible ante esta situación. Por esa razón desde la Unión Romaní estamos preparando una denuncia ante el Tribunal de Justicia de la UE basándonos en el contenido de la Carta de Derechos Fundamentales consagrada en el Tratado de Lisboa, que tiene valor vinculante tras la entrada en vigor del Tratado.

Hay quien dice que la historia siempre se repite. Quiera Dios que no sea así. Alemania no se acostó en estado de santidad democrática una noche de 1933 y amaneció nazi, despiadada y genocida con el nacimiento del Tercer Reich. Pero sucedió lo que sucedió.

Ahora lo que procede decir es que los gitanos somos los malos. Que somos los causantes de la inseguridad ciudadana y de todos los males que asedian a los franceses. De hecho, el ministro del Interior, Brice Hortefeux, que podría ocupar la cartera de propaganda como en otro tiempo la ocupó Goebbels, aprovecha todas sus intervenciones en público para asociar la presencia en Francia de los gitanos con la delincuencia, haciendo referencia a las mafias de la mendicidad y la prostitución. Consecuencia: según un sondeo efectuado por Le Figaro el 79% de los franceses está conforme con el desmantelamiento de los asentamientos gitanos, siendo el 94% simpatizantes de la derecha y el 60% de la izquierda.

Triste casualidad. En estos días de agosto en los que el presidente Sarkozy libra su guerra particular contra los más pobres e indefensos de su país, nosotros, los gitanos europeos, recordamos la Zigeunernacht, noche terrible comprendida entre el 2 y el 3 de agosto, en la que fueron exterminados miles de gitanos, niños y ancianos, en el terrorífico campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.

Si seguimos siendo indiferentes, un día vendrán por nosotros y entonces será demasiado tarde.

Juan de Dios Ramírez-Heredia es abogado y periodista.

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