A Sarkozy no le tiembla el pulso a pesar de la tormenta de críticas que arrecia en torno a sus controvertidas medidas en contra de la inmigración. El presidente francés ha dejado claro que su decisión de expulsar a 700 «franceses de origen extranjero» y desmantelar 300 campamentos ilegales -la mitad de las que existen actualmente en el país-es inamovible. El Ejecutivo galo volvió a encender ayer el debate político con el anuncio de deportar hoy a los primeros 79 gitanos rumanos.

El primer ministro de Interior, Brice Hortefeux, señaló que al avión fletado por las autoridades para las deportaciones le seguirán otros dos, previstos para el 26 de agosto y a finales de septiembre hasta cumplir el cupo previsto. En los últimos días Hortefeux ha derribado 50 de los 600 refugios donde se alberga el colectivo gitano. El funcionario se acerca así al plazo de tres meses señalado el 28 de julio por Sarkozy para derruir estas instalaciones.
La decisión del Gobierno de París activó ayer las alarmas de la Comisión Europea. «Las normas son muy claras y Francia debe respetarlas», señaló el portavoz de Justicia de Bruselas, Mattew Newman. Paralelamente, el funcionario advirtió de que el procedimiento debe sustentarse en el principio de la proporcionalidad y el análisis debe realizarse caso por caso, demostrando siempre que las personas no cuentan con los «recursos suficientes» para continuar en el territorio.
Tras las demoliciones de campamentos, el «retorno voluntario» es la alternativa a la que se acogen necesariamente los ‘romaníes’, como se les denomina en el país galo a los gitanos procedentes de Europa del Este. El ministro de Inmigración, Eric Besson, matizó que no puede hablarse de expulsiones en estos caso, ya que prevalece la libre decisión de los colectivos afectados de abandonar el país.
«Francia no la está tomando con los gitanos, al contrario de las tonterías, los anacronismos y las declaraciones absurdas», zanjó Besson en respuesta a las aceradas acusaciones vertidas por el diputado del gobernante Unión por un Movimiento Popular (UMP), Jean-Pierre Grand, que comparó la política del Ejecutivo con las ‘redadas’ de judíos realizadas por los nazis en el país galo.
El responsable de Inmigración añadió que los gitanos aceptan marcharse a cambio a un billete de avión y 300 euros por adulto o 100 euros en el caso de menores. Añadió que los deportados podrán regresar a París, pero reconoció que existe un fichero que identifica a los beneficiados por la ayuda para impedir que se vuelvan a favorecer.
Reacciones de Rumanía
Ante las medidas tomadas por Sarkozy, las autoridades de Rumanía han expresado su malestar porla situación de sus nacionales. Las autoridades de Bucarest enviarán el 30 de agosto a dos representantes para dialogar con París para favorecer «la inserción social» de los compatriotas que dejan Francia.
La reunión tendrá como eje principal «luchar contra el crimen organizado del que particularmente son víctimas las poblaciones gitanas». Así lo constató ayer el ministro rumano de Exteriores, Teodor Baconschi.
Y es que buena parte de los rumanos de esta etnia emigran por la marginación que sufren en su país. Baconschi mostró además su «inquietud» ante una posible ola de racismo y xenofobia en Francia impulsada sobre todo por la situación de crisis económica.

LAS CLAVES
28 de julio de 2010. El presidente francés comunica el desmantelamiento de 300 campamentos ilegales y la expulsión de 700 inmigrantes .
16 de agosto. El Comité para la Eliminación de la Discriminación racial de la ONU comienza a estudiar las medidas de Sarkozy.
19 de agosto. El Gobierno galo expulsa a los primeros 79 gitanos rumanos y confirma que ha derribado 50 refugios ilegales.