COMERCIO Un informe policial destapa el modus operandi de las redes de manteros en la Costa Daurada

Los entresijos del ´top manta´

La Vanguardia, , 19-08-2010

ESTEVE GIRALT – Cambrils

MANTERO TIPO Es un senegalés joven de la etnia wolof que duerme en Salou, donde hay un millar

SUBSTISTENCIA Cobra unos 140 al día, pero debe pagar a los capos para dormir y colocar la manta
¿Cómo y dónde viven los manteros? ¿De C dónde proceden? ¿Cómo se distribuyen los productos falsificados? ¿Qué ganan los vendedores? ¿Todos los manteros son iguales? ¿Cuál es el sueldo de un mochilero? Son algunas de las incógnitas que destapa un informe elaborado por la policía local de Cambrils (Baix Camp) tras desbordarse el conflicto del top manta este verano.

“Es un fenómeno social que ha evolucionado mucho”, advierte el subinspector de la policía local de Cambrils, Josep Muñoz. En 40 páginas de informe policial se radiografían los distintos perfiles de vendedores y se localiza el “cuartel general” de los manteros en la zona. Alrededor de un millar de vendedores ilegales se alojan durante el verano en la localidad vecina de Salou (Tarragonès).

“Desde Salou se reparten por toda la Costa Daurada”, explica el subinspector Muñoz. Un porcentaje menor de manteros vive en Cambrils y otras localidades. La zona de residencia del top manta se concentra en el barrio de la Salut y en las afueras de Salou, cerca de la frontera con Cambrils. En apartamentos de 60 m2se hacinan hasta una quincena de vendedores; los hay que duermen en garajes y locales transformados en viviendas. “Existe el fenómeno de la cama caliente”, añade el subinspector. Los manteros comparten viviendas insalubres e incluso duermen por turnos. Los alojamientos más baratos, bajo el control de las mafias, se cobran a 70 euros mensuales.

Los manteros se reparten viajando en tren por las localidades de toda la costa tarraconense. También se desplazan en autocar, bicicleta e incluso andando cuando acuden a la zona del Cap Sant Pere, entre Cambrils y Salou, cerca de sus alojamientos, donde precisamente la policía ha detectado las mayores aglomeraciones, de hasta 150. La policía cambrilense ha comprobado que los vendedores suelen evitar Salou, donde sufrieron una fuerte presión policial hace años. “Intentan no enfrentarse con el entorno donde viven ni con el Ayuntamiento”, constata Muñoz.

El informe advierte que se trata de estructuras jerarquizadas, con muchos lazos familiares. Quienes controlan la venta a nivel local se desplazan con sus vehículos, reparten la mercancía entre los manteros, tienen casa propia, familiares trabajando a su cargo y se dedican a supervisar las ventas para quedarse con gran parte de las ganancias. El mantero recién llegado a la red recibe alojamiento y comida durante 15 días y la primera dotación de mercancía, todo supuestamente gratis. Las primeras ganancias son para el vendedor, que desde este momento pasa a ser el eslabón más bajo de una estructura mafiosa; deberá comprar siempre el material al mismo clan y entregar una parte de las ganancias.

Las distintas redes se reparten con celo el territorio. El gran número de manteros hace que cada vez sean más frecuentes los conflictos. “Hay guerras territoriales entre clanes, es propio de las conductas mafiosas”, añade el subinspector. Los enfrentamientos se generan entre etnias y nacionalidades, pues hay mayoría de vendedores del Senegal pero también de Guinea, Sierra Leona, Costa de Marfil, Mali, Gambia o Gana.

Gran parte de los senegaleses son de la etnia Wolof; también hay mandingas y peuls. Hombres jóvenes en situación irregular en el país, pero también hay compatriotas de 55 años, inmigrantes de segunda generación con permiso de residencia. en la zona alta jerarquía. Los más jóvenes, algunos menores, actúan sobre todo de “agüeros”, alertando de la presencia policial, o de mochileros, transportando mercancía y repartiéndola por los puestos; reponer el producto constantemente evita que en caso de decomiso se pierda toda la mercancía.

El informe, que será entregado al departament d´Interior y al Ministerio, habla de cinco tipologías de manteros. Hay quienes vienen sólo en verano para hacer la temporada, procedentes del País Vasco y Aragón. También hay un pequeño grupo que llega del extranjero, de Milán y Turín, y un contingente cada vez más numeroso viene de las comarcas de Lleida, que el año pasado no pudo trabajar en la campaña de la fruta. Ganan una media de 140 euros al día, aunque el martes la policía local de Cambrils interceptó un vendedor con más de 2.200 euros en el bolsillo.

En Cambrils constatan la agresividad creciente de los vendedores, que han llegaan a repeler a los agentes con piedras de las vías del tren. Los manteros orinan y defecan por la calle y en las zonas ajardinadas.

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