LOS RETOS DE LA INMIGRACIÓN
Iniciativa para limitar el acceso a la nacionalidad en EE. UU.
Varios legisladores quieren que nacer en el país no dé automáticamente la ciudadanía
La Vanguardia, , 16-08-2010MARC BASSETS – Washington. Corresponsal
PROPUESTA REPUBLICANA En pleno debate sobre la identidad, la oposición busca réditos electorales
EXCEPCIÓN AMERICANA La legislación de ciudadanía abierta está inscrita en el ADN de EE. UU.
Es uno de los rasgos de la llamada excepción norteamericana: todo recién nacido en territorio de Estados Unidos adquiere de forma automática la nacionalidad estadounidense, vengan de donde vengan sus progenitores.
¿Una mujer pasa unos días en el país y de repente pare? El bebé es estadounidense.
¿Los padres son inmigrantes sin papeles, obligados a ocultarse de las autoridades? Lo mismo: el bebé es estadounidense.
Sólo es necesario nacer aquí: la facilidad para convertirse en ciudadano es algo que a los expatriados europeos nunca deja de maravillarles. Pongamos el caso – real-de un matrimonio español que ha residido en Alemania y ahora vive en EE. UU. En Alemania nació su hija, pero esta es ciudadana española. En Alemania, pese a las reformas recientes, son necesarios unos años de residencia para recibir la nacionalidad: herencia del derecho de sangre – uno hereda la nacionalidad de los padres-que ha dejado rastro en Europa, incluida España.
El mismo matrimonio español tuvo un hijo en Estados Unidos: a los pocos días de nacer recibió el pasaporte estadounidense.
Como recordaba hace unos días en el diario The Wall Street Journal la política y activista conservadora Linda Chávez, “esta visión amplia de quién es americano ha sido capital en la asimilación exitosa de millones de recién llegados”.
Desde la fundación de la nación de inmigrantes por excelencia, los hijos de los inmigrantes se han convertido sin obstáculos en estadounidenses, y es así como se ha construido EE. UU.
Ahora todo esto puede cambiar si prospera la iniciativa de un grupo de legisladores republicanos que pretende enmendar la Constitución, o buscar otra vía para restringir el acceso a la nacionalidad.
Capitaneados por el influyente senador Lindsey Graham, paradójicamente una de las voces más moderadas del Partido Republicano en materia de inmigración, la oposición quiere celebrar sesiones en el Capitolio para explorar la posibilidad de una modificación legislativa.
A menos de tres meses de las elecciones de noviembre, y en pleno debate sobre la inmigración ilegal a raíz de la nueva ley de Arizona, los derechos de los hijos de sin papeles vuelven al Congreso. La polémica sobre la construcción de una mezquita cerca de la zona cero de Manhattan ha echado combustible a este debate sobre la identidad nacional.
“Creo que el derecho a la ciudadanía por nacimiento es un error. Deberíamos cambiar la Constitución y decir que, si vienes aquí ilegalmente y tienes un hijo, este hijo no será automáticamente un ciudadano”, ha declarado Graham, que es senador por Carolina del Sur.
En cuestión se encuentra la enmienda número 14 de la Constitución. “Todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos, y sujetos a su jurisdicción, son ciudadanos de Estados Unidos”, reza la enmienda, adoptada en 1868, tras la guerra civil, con el propósito de que los antiguos esclavos accediesen a la ciudadanía.
Los legisladores precisaron que la enmienda excluye a quienes están “sujetos” a otra “jurisdicción”: hijos de diplomáticos, indios nativos que en la época eran considerados otra nación, e hijos de soldados ocupantes.
El argumento de los detractores de la enmienda 14 es doble. De un lado, sostienen que los hijos de inmigrantes que se encuentran en EE. UU. como resultado de un acto ilegal – cruzar la frontera sin documentación-no deben tener derecho a obtener la ciudadanía sin condiciones. El otro argumento se basa en la supuesta práctica de las madres que cruzan la frontera para parir y así tener un hijo en EE. UU. que luego les facilite conseguir papeles a ellas y sus familias.
Los partidarios de mantener la enmienda – entre los que se cuenta el presidente Barack Obama y probablemente la mayoría del Congreso-replican que no puede castigarse a los hijos por los crímenes de los padres, y que existe el riesgo de engrosar la cifra de sin papeles en EE. UU. si los hijos también lo son.
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