Rabat tensa el conflicto y tolera que grupos de marroquíes bloqueen la frontera
Los policías de Melilla, insultados a diario, reclaman a Interior que envíe antidisturbios a la frontera para poder llevar a cabo el control documental
ABC, , 13-08-2010Las reacciones a la mediación de Su Majestad el Rey ante Mohamed VI para rebajar la tensión de los últimos días se sucedieron ayer, aunque no pasaron de meras declaraciones y cruce de acusaciones entre Gobierno y PP sobre la gestión de los «incidentes». No hubo, en cambio, ningún gesto contundente —como reclaman Policía y Guardia Civil de Melilla en el disparadero de Rabat por supuestos «malos tratos» a inmigrantes— ni ningún movimiento sobre una más que previsible reunión «privada» de responsables de Interior y Exteriores con sus homólogos alauitas. Interior se limitó a confirmar que «se está trabajando para acercar posturas» y negó cualquier extralimitación de los funcionarios españoles.
La última provocación sufrida por los policías que controlan la frontera con Melilla la vivieron horas después de la conversación entre los dos Monarcas. Un grupo de supuestos activistas marroquíes, miembros del Comité Nacional de la Liberación de Ceuta y Melilla, no tuvieron mejor ocurrencia que fotografiar a las mujeres policías que se dedican al control de pasaportes en el paso de Beni-Enzar y componer un fotomontaje «denigrante» con esas agentes rodeadas de manos ensangrentadas. Luego lo exhibieron, entre banderas de su país y palestinas, observados de cerca por agentes alauitas que «ni se inmutaron», según denunció a ABC Julián Millán, secretario general del SUP en la Ciudad Autónoma. Esas dos decenas de jaleadores son los mismos que periódicamente se colocan al otro lado del paso y desde ahí insultan a los funcionarios españoles como miembros del «colonialismo» en Ceuta y Melilla.
Son los mismos también que ayer dejaron a Melilla con los mercados desabastecidos de pescado y frutas y los mismos que han acusado a los policías de maltratar a marroquíes, y a los guardias civiles de abandonar medio muertos a ocho subsaharianos en la costa marroquí la semana pasada. Lo grave es que el Ministerio de Asuntos Exteriores alauita se ha hecho eco de estos infundios y los agentes marroquíes no paran de pedir explicaciones en el control fronterizo.
Jaleados y animados
Y más grave aún es que Rabat tolerara ayer el boicot del autodenominado Comité para la Liberación de Ceuta y Melilla, que hubiera sido una quimera si el régimen hubiese tenido la más mínima intención de evitar un problema de orden público y un nuevo instrumento de presión sobre España. Fuentes consultadas por este periódico indicaron que esa tolerancia a los boicoteadores responde a un intento de tensar la cuerda en este episodio de desencuentro calculado medidamente por Rabat.
Tanto desde el SUP como desde el sindicato CEP denuncian que los miembros de estas asociaciones actúan siguiendo consignas del Ejecutivo de Rabat: «Están siendo animados y jaleados». «¿Alguien puede concebir un sainete como este en otro paso fronterizo?», se preguntan. Nadie sabe a ciencia cierta qué hay detrás de estos movimientos: si el cíclico problema del Sahara, la ausencia de embajador en España, la reivindicación de las Ciudades Autónomas, o incluso una perentoria necesidad de contrapartidas económicas como ha sucedido en ocasiones anteriores.
Los agentes apartan las motivaciones y exigen a Interior respuestas: «Necesitamos una medida inmediata, un dispositivo para la primera línea de la frontera formado por policías entrenados para el control de masas (antidisturbios). Es complicado estar sellando pasaportes mientras te llaman cabrón y qué decir del trato a las compañeras. No respetan su autoridad porque además son mujeres», reivindica Millán.
La situación se repite cada cierto tiempo, pero se ha recrudecido. El mismo día de la llamada del Rey los activistas distribuyeron la foto de un detenido por la Policía. Su versión: era marroquí y le estaban agrediendo; la del expediente policial: es un presunto traficante español, investigado, que fue reducido cuando trataba de huir. Casi al mismo tiempo la Guardia Civil de Melilla rescataba a una decena de subsaharianos en aguas marroquíes. Los gendarmes se dieron la vuelta después de hacer varias fotos.
Mientras, Ceuta vive con la normalidad que proporciona la experiencia este nuevo episodio con Marruecos. La portavoz del Ejecutivo, Yolanda Bel (PP), se ha erigido en la única voz en contra de estas denuncias, dejando claro el apoyo institucional dado a la Guardia Civil. «Este tipo de reivindicaciones y expresiones por parte del reino de Marruecos no son nuevas ni para Ceuta ni para Melilla. Nosotros seguimos confiando en las gestiones que desde el Gobierno de la Nación se hacen y tienen nuestra total confianza y lealtad institucional (…) El trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad es intachable».
El secretario general de AUGC en Ceuta, Juan Amado, ha recordado las denuncias interpuestas contra los malos tratos a inmigrantes y ha instado a Marruecos a que se busque en los informes sobre torturas que realizan las ONG. Por su parte el portavoz del SUP en Ceuta, Andrés Carrera, ha defendido la labor policial en la frontera negando las acusaciones de racismo y aludiendo a que son los agentes marroquíes quienes presionan a las porteadoras que cada día cruzan a Ceuta quitándoles los productos que les sirven de sustento.
En la calle, losceutíes siguen a lo suyo. El tránsito en la frontera es fluido y no se ha producido ninguna amenaza ni sobre el flujo comercial que alimenta ambas fronteras ni sobre asuntos como la inmigración —es algo que no se descarta en los próximos días— o el tráfico de drogas.
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