La pluralidad cultural europea
La Verdad, , 09-08-2010Es frecuente oír en políticos, intelectuales, periodistas, etc. que en un futuro próximo Europa será un continente multicultural, y que la aportación de otras culturas supondrá un enriquecimiento de la nuestra. Si antes era una postura propia de sectores considerados progresistas, hoy lo es tanto de la izquierda como de la derecha. Quien no comparte esta opinión es calificado de xenófobo, cuando no de neonazi o fascista. Al parecer la defensa de la integridad y supervivencia de la civilización europea se está dejando a estas ideologías extremistas. Es una pena que desde posiciones racionales y moderadas no se luche por el mantenimiento de nuestra identidad. Porque indudablemente esa multiculturalidad dará lugar a una Europa que ya no será la que ha tenido como rasgos definitorios su raíz greco – rromana y cristiana. Eso sin contar con la posibilidad de que en vez de una sociedad multicultural se produzca, a plazo medio, el dominio mayoritario de otra cultura, la musulmana. Entonces no tendríamos una Europa con diversidad cultural sino con el predominio de otra distinta a la que hasta ahora hemos tenido como señas de identidad de nuestro continente.
Las culturas o civilizaciones se han identificado con una forma de vida y una religión. A lo largo de la historia las guerras entre religiones y culturas diferentes han sido permanentes. Vivir en un mundo donde haya una sola civilización, mezcla de todas las demás, o una diversidad cultural, conviviendo en el mismo espacio geográfico, sería el mayor avance que podría dar la Humanidad para conseguir un planeta sin conflictos bélicos entre las naciones. Si este objetivo se alcanza en Europa y también en los demás continentes estaríamos ante un mundo ideal. Entonces no habría que hacer ninguna defensa a ultranza de la pureza de nuestra civilización. Dejemos que Europa sea una pluralidad cultural. Pero, ¿va a suceder lo mismo en los demás continentes?
África negra, con su multiplicidad de lenguas, etnias y religiones, tiene una cierta unidad de raza y de cultura. Los colonos blancos abandonaron mayoritariamente sus tierras después de la independencia. El caso más llamativo es el de Argelia, donde habitaban dos millones de franceses que tuvieron que volver a la metrópoli y dejar todas las riquezas que habían levantado en suelo argelino. ¡Y hoy viven en Francia cuatro millones de argelinos! Una excepción la representa Sudáfrica, donde había casi diez millones de blancos al alcanzar la independencia y todavía quedan alrededor de la mitad. Lo normal es que dentro de cien o doscientos años África siga siendo un continente, con una presencia de otras razas y culturas insignificante. Aquí no va a ver multiculturalidad.
China es por si misma un continente, con muchas etnias y lenguas, pero con una gran unidad cultural. Más de cien millones de chinos se han esparcido por todo el mundo, pero la inmigración a este país es prácticamente nula. Normal, pues si los chinos no caben ya, ¿cómo van a llegar gentes de fuera? China seguirá siendo dentro de unas centurias una cultura pura, sin mezcla con ninguna otra. Igual sucederá con Japón, los países budistas, la India, etc.
Las naciones islámicas forman también una gran unidad cultural. En Europa hay ya más de veinte millones de musulmanes, pero en los países que siguen el Corán no hay apenas europeos. En algunos estados árabes la vida de los extranjeros cristianos corre serio peligro, en Arabia Saudí está prohibida la presencia de los ‘infieles’ incluso como turistas. A los nativos de todos estos países no se les permite abandonar la fe de Mahoma y adoptar otra religión; en algunos lugares incluso pueden ser condenados a muerte. Indudablemente, la civilización islámica permanecerá pura, sin ninguna mezcla cultural, en los próximos siglos.
Entonces, ¿tendremos en Europa una pluralidad cultural, principalmente de musulmanes que pueden llegar algún día a ser mayoría, mientras las demás culturas permanecen puras, sin mezcla ni diversidad? Pues habría que decir eso de «o jugamos todos o rompemos la baraja». O se mezclan todas las culturas del mundo o Europa debe defender su unidad cultural y no aceptar la multiculturalidad como algo positivo e inevitable. Y esto no es xenofobia, es simplemente defender lo que es justo.
(Puede haber caducado)