El hallazgo de dos cadáveres más refuerza la tesis de la patera hundida
Las Provincias, , 09-08-2010Miles de turistas disfrutan estos días en las atestadas playas de la costa alicantina mientras el mar continúa dando muestras de una tragedia que era hasta hace unos pocos años ajena a la provincia. Dos nuevos cadáveres salieron a flote y fueron hallados el sábado con apenas unas horas de diferencia, el primero en la Playa de San Juan y el segundo a dos millas de las costas de Altea, lo que refuerza la tesis del posible naufragio de una patera.
Con ellos son ya cinco los cuerpos sin vida aparecidos en los diez últimos días, la mayoría en avanzado estado de descomposición. La Guardia Civil está tratando de identificarlos a través de muestras de ADN e investiga si viajaban a bordo de una embarcación de unos cinco metros de eslora que navegaba vacía y a la deriva el pasado martes.
El cuarto cadáver, que corresponde a un hombre de raza negra, fue escupido por el mar hacia la orilla de la Playa de San Juan sobre las 10.30 horas del sábado, cuando el lugar se encontraba repleto de gente. Unos bañistas lo sacaron del agua y tras comprobar que llevaba muerto mucho tiempo avisaron al Cuerpo Nacional de Policía.
Esta fuerza de seguridad cedió la investigación que le correspondía por demarcación territorial a la Guardia Civil porque existen fundadas sospechas de que la víctima habría fallecido en el naufragio de una patera.
También este sábado, pero sobre las 20.30 horas, una embarcación de recreo localizó otro cadáver de un hombre a dos millas de la costa de Altea, lugar en el que ya había sido descubierto otro la semana pasada. El Servicio Marítimo de la Guardia Civil se encargó de trasladar los restos mortales hasta el Puerto de Altea, según fuentes del Instituto Armado.
La Policía Judicial del Instituto Armado está tratando de identificar a los cinco fallecidos y establecer alguna vinculación entre ellos. Una de las hipótesis con la que trabajan los investigadores es que los cinco hombres iban a bordo de una patera que se hundió antes de alcanzar la costa.
Dicha teoría la adelantó la pasada semana el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Ricardo Peralta, después de que tres cadáveres fueran localizados durante los días 28 y 29 de julio en el Cabo de la Nao, en Jávea, y en Calpe. El titular del Ejecutivo central se refirió entonces a la «tragedia» de la inmigración clandestina. «Puede que estemos recogiendo la triste herencia de ese tipo de aventuras que conducen a la pérdida de vidas humanas», lamentó, al tiempo que pidió a la Generalitat que no utilizara este drama para criticar al Gobierno.
Sin embargo, días después, la subdelegada del Gobierno en Alicante, Encarna Llinares, pidió prudencia y aseguró que aún no había podido confirmarse la hipótesis de la patera hundida.
Esa embarcación podría ser la que se encontró el pasado martes en aguas de Altea. Tenía cinco metros de eslora, estaba dotada de un pequeño motor y una inscripción en árabe delataba su origen norteafricano. Dentro había unos bidones de los que se usan para almacenar combustible, restos de ropa y algunos documentos.
De confirmarse las sospechas, esta sería la segunda embarcación con inmigrantes irregulares que naufraga con resultados fatídicos en las costas alicantinas. En septiembre de 2008 el mar escupió los cadáveres de siete hombres a diversos puntos del litoral en Guardamar del Segura, Santa Pola, Orihuela Costa y Torrevieja. Algunos de esos cuerpos siguen sin ser identificados en un depósito fúnebre.
No es descartable que esta vez siga el goteo de restos mortales, ya que en las pateras suelen viajar entre ocho y once personas.
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