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La continua llegada de inmigrantes logra reforzar el desarrollo progresivo de Álava
la progresión demográfica refleja que la población estatal decrece frente a la foránea
Pese a la sensación general, la comunidad autónoma sólo acoge a un 2,2% de los extranjeros residentes en España
Diario de noticias de Alava, , 26-07-2010vitoria. Muchos han sido los cambios que ha atravesado el conjunto de la población desde finales del siglo pasado hasta nuestros días, no sólo en Euskadi, sino en todo el Estado, que pasó de ser hace poco un país de emigrantes que salían a buscar su futuro, a otro de inmigrantes que llegan de fuera hasta nuestras fronteras para tratar de mejorar sus vidas.
Entre los años 80 y 90, dada la baja natalidad, la población de Euskadi llegó a retroceder un 1,2%, frente a los leves aumentos que sufrieron territorios como Madrid, con un 6%, o Cataluña con un 2,6%, debido principalmente a la llegada de los primeros inmigrantes y el regreso de algunos emigrantes, atraidos por la mejora económica que supuso la entrada del país en la Unión Europea.
Ya en los años 90, el avance poblacional llegó a un punto cercano al crecimiento cero. En el País Vasco, el número de ciudadanos aumentó sólo un 2,1%, mientras que el número de personas empadronadas en España ascendió 6,7 veces más, especialmente por la llegada de nuevos extranjeros, que se dió antes en comunidades como Madrid, Barcelona, o Canarias. En zonas como Asturias, en cambio, el balance llegó a ser negativo, con la pérdida del 1,2% de la población.
En años posteriores, la situación fue más grave, llegando el País Vasco a un crecimiento poblacional de tan sólo un 0,4%. A pesar de este menor incremento porcentual, se constata que la población de Euskadi comienza a crecer a un mayor rítmo, consecuencia directa del aumento de inmigrantes empadronados en un 6,1%, llegando en 2007 a los 296 habitantes por kilómetro cuadrado, frente a los 89,3 que resultan de la media del conjunto estatal, que incluye a Madrid, con 757 habitantes por kilómetro cuadrado, o Extremadura con solo 26,8.
En este contexto demográfico de baja natalidad y baja mortalidad, el crecimiento de la población depende más bien del saldo migratorio. Desde 1997, año en que se superó la recesión económica de 1992 a 1996, los extranjeros emergieron como principal factor generador del crecimiento de la población; no solamente por su llegada, sino también gracias a los hijos que nacieron en sus respectivos lugares de acogida.
Así, entre los años 1996 y 2007, en el conjunto de Estado se produce una variación positiva más que notable, ya que el colectivo extranjero creció nada menos que un 733,4%, frente al 4% que creció la población de nacionalidad española (resultando un incremento de la población total del 13,9%, del que la inmigración es responsable de 9,9 puntos). En Euskadi el dato es algo menor, ya que aumentó un nada despreciable 645,3%. La única excepción se dio en el territorio de Ceuta, donde descendió un 3%.
En años más recientes, el aumento de la comunidad foránea fue más moderado, con un 9,1% en toda España, fente al 15,2% experimentado en territorio vasco; sólo superado por Melilla, con un aumento del 33,8%; Castilla – La Mancha, con un 20,3%; y Aragón, con un 18,1%.
Con estos datos podemos saber que Euskadi sufrió un decremento de la población española y un aumento de la extranjera, con un resultado de población total en progresión, característica que comparte junto a Aragón, Extremadura, y Galicia.
Salvo en Ceuta y en el Principado de Asturias, en los demás territorios autonómicos la evolución positiva del colectivo de personas no nacidas en España ha jugado un papel muy relevante, cuando no fundamental, para que la población total creciera en los últimos años. A pesar de todo, en las comunidades del norte y el oeste ha sido inferior que en las localizadas en la mitad meridonal.
Y no es de extrañar, pues el País Vasco solo arropa al 2,2% de los 4.519.554 extranjeros empadronados en 2007, frente al 21% que habitan en Cataluña, el 19,2% que lo hace en la comunidad de Madrid, o el 16,2% de la comunidad valenciana.
¿Y cuales pueden ser los motivos de esta distribución tan desigual? En general, los inmigrantes en situación de trabajar tienden a asentarse en las ciudades y áreas metropolitanas más dinámicas en la creación de empleos (en especial en hostelería, restauración, etc.), así como en comarcas rurales especializadas en agricultura intensiva con vocación exportadora. Los prejubilados y jubilados, especialmente procedentes de países comunitarios, prefieren en cambio dirigirse a municipios de la costa mediterránea y de Canarias.
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