El periodista Normando Hernández es el primero de los disidentes cubanos al que se va a trasladar al Centro de Acogida Temporal de Cullera. Así lo ha asegurado a LAS PROVINCIAS María Jesús Arsuaga, presidenta de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), que añadió que «habrá más desplazamientos» a la Comunitat aunque no pudo especificar el número exacto. También lo había confirmado el propio Hernández horas antes en una rueda de prensa junto a otros de sus compañeros liberados celebrada en la Asociación de la Prensa de Madrid (APM): «Me dieron el nombre del municipio. No sé como se llama, ¿Jutilla? Ah, sí, Cullera».

Aunque, según se afirma desde CEAR, Hernández ha accedido a venir al centro valenciano, lo cierto es que el periodista no ha dudado en criticar el lugar donde ahora se encuentran todos juntos(un hostal en las afueras de Madrid, en espera de que finalicen los trámites y se confirmen finalmente los traslados) y también el centro al que llegará la semana próxima: «En ese lugar no existe privacidad y tengo entendido que, cuando nos trasladen, seguiremos viviendo en condiciones parecidas. Me dijeron que yo iré a unas instalaciones donde tendré que convivir con unas 40 personas».

Esto supone que, de momento, el recién liberado no podrá llevar a cabo su deseo, que ha manifestado en varias ocasiones, de irse a vivir con su familia a Estados Unidos, donde reside su madre. Aún así, pide «las condiciones mínimas necesarias». Y añade:«No somos criminales».

Se están últimando los últimos detalles burocráticos con el Ministerio de Interior para que «el lunes o martes, probablemente» vuelen hacia Valencia los disidentes «con toda su familia», garantiza Arsuaga, que afirma que «el grueso» de los opositores cubanos acogidos por España «irán a Málaga», pero «cualquiera de ellos que prefiera trasladarse a Valencia podrá hacerlo». Y es que, según ha declarado Cruz Roja, el traslado es necesario porque «no se disponen de suficientes recursos en Madrid».

Respecto al tiempo que pasarán en el centro, primero deberán pasar «una etapa de adaptación personal». A partir de ahí, en función de «su estado de salud y de cómo sea la relación con la familia a la que tantos años hace que no ven» se podrá prolongar más o menos el tiempo de estancia, aunque la presidenta de CEAR confía en que no serán más de tres meses.

Otro de los aspectos polémicos es si van a tener estatus de inmigrante o de asilado político, un extremo que depende de Interior pero lo cierto es que algunos de los opositores ya ha renunciado a esto último porque bloquearía automáticamente su entrada a la isla, algo que «no quieren que suceda», según palabras de Arsuaga.

Algunos de ellos, como Julio César Gálvez, es muy claro en este aspecto: «Si tengo que pedir permiso para volver a la patria, es que no somos libres, somos refugiados», por lo tanto seguirían siendo «perseguidos políticos». Además, han afirmado sentirse «en un limbo jurídico» al no tener ningún papel que acredite que no van a volver a prisión.

Sus testimonios no serán los únicos que vamos a oír durante estos días, ya que van a llegar más aviones desde Cuba, con más disidentes acogidos por España.