Sin nacionalidad por negarse a dar la mano a las mujeres
El Correo, , 10-07-2010Un individuo marroquí tendrá que ser más flexible en cuanto a sus creencias religiosas si quiere convertirse en ciudadano francés, porque, por el momento, ya le ha costado la nacionalidad francesa al encontrarse de frente con el estricto y libertador Gobierno galo. El hombre en cuestión, que hasta hace poco vivía de forma irregular en el país vecino, solicitó los papeles para convertirse en ciudadano francés, pero el Gobierno echó para atrás la solicitud porque se niega a dar la mano a las mujeres por «razones religiosas».
El ministro de Inmigración, Eric Besson, hizo público ayer su decisión de denegar al individuo los papeles, porque los ideales del solicitante atentan contra la libertad de las mujeres. Y es que el varón, del que no ha trascendido la identidad, además de negarse a tocar a las féminas, obliga a su propia esposa a cubrirse con un velo integral que no debe quitarse en presencia de otros hombres.
«Esta persona adopta una actitud discriminatoria con las mujeres, manifestada en particular por la negativa a darles la mano», argumenta el departamento de Inmigración . También hace mención a su comportamiento con respecto a la sociedad y la familia, al que califica como «incompatible con el respeto de los valores de la República, sobre todo, con los principios de libertad individual y de igualdad de sexos».
Por desconocimiento
Y es que para el Gobierno de Sarkozy, las costumbres que adopta el individuo «no se pueden considerar asimiladas las de la sociedad francesa». Aunque el hombre no tuvo objeción en defenderse y alegó que «cada uno hace lo que quiere», además de confesar desconocer que en Francia está prohibido que las alumnas acudan a las escuelas públicas con velo. Un alegato difícil de creer ya que el país vecino se ha caracterizado en los últimos años por la dureza en el tema del uso del pañuelo islámico en lugares públicos, emprendiendo una dura batalla para lograr la prohibición en los colegios. Ya en 2004, entró en vigor una controvertida ley que vetaba los símbolos religiosos ostensibles en los centros académicos galos y hace unos días llegaba a la Asamblea Nacional (cámara baja) el debate sobre la exclusión total del niqab y el burka en todos los espacios públicos, incluida la calle. Se calcula que en Francia existen unas 2.000 mujeres que llevan la polémica prenda religiosa, por lo que el país está haciendo una apuesta seria en contra de la opresión al género femenino.
Sin embargo, el marroquí se reitera en sus principios y se niega a tocar a las mujeres por cuestiones religiosas. El hombre, que lleva en Francia el tiempo suficiente para conocer la legislación, entró al país de forma irregular y no tuvo los papeles en regla hasta que se casó en 2004. Cuatro años después, inició una demanda para adquirir la nacionalidad francesa, rechazada ahora con un decreto firmado por Besson y por el primer ministro, François Fillon. Aunque el marroquí, ante la negación, apostilló que la única motivación que le llevó a reclamar el pasaporte francés era «estar tranquilo con los papeles».
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