Los menores inmigrantes beben, fuman y se drogan menos que los españoles
Los que vinieron en patera tienen más riesgo que los que llegaron por reagrupación
El Mundo, , 09-07-2010La fiesta de botellón, pastis y humo en la que viven inmersos muchos adolescentes españoles no convence a los menores inmigrantes . Bien sea porque no tienen tanto dinero para gastarse en juergas, bien porque en su casa les controlan más, bien porque tienen otras prioridades vitales, la realidad es que fuman, beben y, en general, se drogan menos que los españoles.
Así, el 48% de los extranjeros residentes en España de entre 15 y 18 años reconoce haber tomado alcohol alguna vez en su vida, frente al 81% de los nacionales que, de media, también lo ha hecho. Lo mismo ocurre con el tabaco, que ha probado el 42% de los adolescentes inmigrantes y el 44% de los españoles. El cannabis, en contra de todos los tópicos, es más habitual entre los nacidos aquí (el 35%) que entre los nacidos allá (32%). Y lo mismo ocurre con los tranquilizantes, el éxtasis, el speed, las anfetaminas y los alucinógenos. Sólo en el caso de la cocaína y de los inhaladores volátiles (sobre todo, pegamento), los extranjeros consumen más que los españoles.
Son datos del estudio Progresos migratorios de menores y consumo de drogas: un análisis de los factores de riesgo, elaborado por la Asociación de Trabajadores e Inmigrantes Marroquíes de España (Atime) con la financiación del Ministerio de Sanidad. Este trabajo pionero, que se presentó ayer a la prensa y a las ONG se centra en las diferencias existentes entre los menores extranjeros que vienen a España por el sistema de reagrupación familiar y los menores extranjeros no acompañados (los llamados menas), que llegan en patera o escondidos en los bajos de un camión y son tutelados por los gobiernos autonómicos.
Éstos últimos tienen más posibilidades de dejarse llevar por la tentación de los paraísos artificiales. De hecho, consumen más drogas y tabaco no alcohol que los españoles. Los investigadores contabilizan 4.337 menores reagrupados y 1.834 menores extranjeros no acompañados; es decir, un total de 6.171. El informe, que se ha realizado sólo en Andalucía, Cataluña y la Comunidad de Madrid, habla fundamentalmente de chicos marroquíes, pero también de iberoamericanos, subsaharianos y rumanos.
«Se puede considerar que los menores extranjeros no acompañados en España están más expuestos al riesgo de consumo de drogas que los menores reagrupados, quienes presentan tasas más normalizadas y equiparadas con la media nacional», dice el estudio, que también desvela otras cosas, como que los chicos extranjeros salen un fin de semana al mes, prefieren la cerveza al vino y al cubata y compran la bebida en un hipermercado.
El estudio no profundiza en las causas de que a los menores inmigrantes les gusten menos las drogas que a los españoles, pero Kamal Rahmouni, presidente de Atime, recuerda que «el alto coste del alcohol y tabaco limita su acceso en Marruecos», lo que puede influir en que haya un menor consumo o, al menos, se retrase la edad de iniciación en estos hábitos. El entorno familiar también influye. Así, se ve que los menores no acompañados consumen más drogas que los reagrupados, que, a cambio, tiran más hacia el alcohol. «Los menas viven en centros tutelados y no están inmersos en la adolescencia común; ellos no se van de botellón», apunta la socióloga Nuria Cano, coordinadora del trabajo. Es otra forma de decir que los menores reagrupados están mucho más integrados en la sociedad española, para lo bueno y para lo malo. Los menas, a cambio, llegaron con un alto nivel de expectativas que enseguida se vieron frustradas, y llevan sobre sus espaldas una pesada carga de soledad y desamparo.
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