El acto de homenaje a las víctimas organizado ayer en Barcelona por asociaciones latinoamericanas se tiñó de emoción, pero también de cierta tensión cuando el embajador de Ecuador en España, Galo Chiriboga Zambrano, manifestó su molestia por las palabras del ministro de Fomento, José Blanco, quien ratificó que los “avances” de la investigación sobre el accidente confirmaban que la “imprudencia” fue la causa del accidente. El diplomático quiso hacer un “llamamiento a la serenidad” y advirtió que “no hay que sacar conclusiones anticipadas” sobre lo ocurrido porque “mortifica de manera innecesaria a las víctimas de la tragedia”.

A su lado, un centenar de compatriotas de los fallecidos acudieron al homenaje, que se desarrolló en un gran escenario bajo el Arc de Triomf. El acto se inició con el himno de Ecuador y acabó con un minuto de silencio en recuerdo de las víctimas. Representantes de consulados y asociaciones de inmigrantes sudamericanos dejaron ramos de flores en el suelo. Se encendieron velas rojas y blancas, y en el escenario se colocaron fotos de los rostros de dos de los fallecidos. Uno de ellos era el boliviano de 18 años Diego Erwin Gutiérrez Algarañar. Vivía en Sants. Su madre, Mary, vestida de negro, no pudo contener las lágrimas. “No puedo creer que esto esté ocurriendo”. Diego y su madre planeaban viajar a Bolivia el día siguiente al del accidente. “Dejó la maleta hecha en su habitación”, explicaba emocionada. La mayor parte de la familia de Diego vive en Bolivia y desea repatriar el cuerpo a su país. Mientras, los amigos de otra víctima, Jesús David Parada Ayala, boliviano de 19 años, recordaban a su compañero emocionados. “Siempre estaba sonriendo”, destacó su amigo Mario. El alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, “expresó la solidaridad del pueblo catalán con las víctimas”.