Lleva más de un mes en la ciudad y ya está cansado. Lo refleja su rostro ojeroso. Si los motivos del viaje desde Marruecos ya eran de por sí delicados – su hija Nora desapareció en octubre del albergue municipal de Vitoria, según la investigación policial – , la difícil estancia aumenta el grado de malestar de Mohamed Mosaid.

«Lo que él quiere es ayuda, pero de verdad. Nada de palabras y promesas, sino hechos», explica, a las puertas del Palacio de Justicia, la abogada del padre de Nora, Amparo Higuera. «Queremos que no le utilicen, que le dejen tranquilo. Porque ya no se fía de ningún colectivo. ¿Dónde está toda esa gente que le prometió ayuda?», critica en alusión a la plataforma de mujeres de Vitoria. Entre tanto, este colectivo prosigue sin descanso su calendario de movilizaciones en demanda de que el caso se resuelva.

Pero Mohamed Mosaid va más allá. Él continúa viviendo en el albergue, «y no es el sitio más adecuado para poder descansar. La ayuda la necesita también en este sentido, en forma de un lugar donde poder alimentarse y dormir en buenas condiciones», dice su abogada.

Por correo electrónico

Al padre de Nora le acompañan en el día a día una mujer española y un hombre marroquí. Ambos conviven con él en el albergue y le ayudan a traducir del idioma árabe al castellano a la hora de realizar trámites oficiales, dado que él desconoce por completo nuestra lengua. «Pero sólo les autoriza a ellos, a nadie más. No se fía de la gente, porque no ha recibido la respuesta que esperaba», prosigue la abogada colombiana.

Asimismo, la letrada pide a todo el que tenga información sobre la desaparición de Nora, «que se ponga en contacto con la asociación Voz Colombia – colectivo de mujeres extranjeras que asesora en asuntos de violencia de género – , mediante el siguiente correo electrónico: voz – colombia@hotmail.com».

Mohamed Mosaid ha reclamado en el juzgado la custodia de sus nietos, con los que su hija Nora residía en Vitoria, en compañía también de su esposo. Y su abogada ha presentado una denuncia penal «indeterminada», explica Amparo Higuera, «en averiguación de responsabilidades». Porque la desaparición de Nora «no le va a salir gratis a su responsable».

La joven marroquí desapareció el pasado 25 de octubre. Al día siguiente su padre le llamó por teléfono pero Nora no daba señal. «Una persona que estaba con ella en el albergue «me contó que un hombre la había recogido en coche y se la había llevado a casa». Mohamed se puso en contacto con su yerno, que le colgó «y me dijo que no llamara más». Considera que la relación de su hija con su marido – ya había estado en prisión preventiva por pegarle y declaró como principal sospechoso – no pasaba por su mejor momento. Mosaid teme que la desaparición de la chica no responda a una marcha voluntaria porque «ella no ha podido irse y abandonar a sus hijos sin dar señal de vida», mientras da crédito a la teoría de un posible homicidio. La Ertzaintza investiga las dos hipótesis.