Barcelona se convirtió ayer en la primera gran capital española en prohibir el acceso con burka y niqab a las instalaciones municipales. La decisión unilateral del alcalde Jordi Hereu llega tras semanas de debate en el Consistorio barcelonés en torno al uso de estas prendas.

La Comisión Política de Inmigración del Ayuntamiento de Barcelona, reunida ayer, expuso las conclusiones del informe encargado hace un mes a los servicios jurídicos municipales y por las que el Ayuntamiento tiene plena potestad para regular «el uso y el exceso» tanto del burka como del niqab en los espacios de su titularidad. Queda excluida, por el momento, su prohibición en la vía pública, tal y como exigía de inicio el grupo popular, para quien el decreto aprobado incluso se queda corto.

Hereu rechazó que la medida pueda suponer un atentado a la libertad de credo y, en este sentido, señaló que el velo integral islámico no favorece la «interculturalidad» que promueve su gobierno. Ése es, precisamente, uno de los motivos que llevará al presidente municipal del PP, Alberto Fernández Díaz, a pedir en el Pleno de este viernes una modificación de la ordenanza de civismo que incluya la prohibición del burka y del niqab en el espacio público.

El decreto obligará a cambiar las normas de guarderías, centros cívicos, mercados, bibliotecas, oficinas de atención al ciudadano, museos… para impedir que nadie entre sin que se le pueda identificar claramente. La medida afectará también a quienes lleven pasamontañas y casco de moto. Los cambios no serán vigentes hasta después del verano.

Pese a que la dirección del PSC mantuvo ayer sus reticencias a regular a nivel autonómico y estatal el uso del velo, defendió la autonomía local de los ayuntamientos para decidir nada más conocer las intenciones de Hereu. El alcalde apeló al «sentido común» para justificar una decisión a la que ha llegado, dijo, con el «consenso máximo».

La postura de Hereu sólo convenció plenamente a CiU, que pidió al alcalde que vaya más allá y estudie también la regulación del uso del velo integral en el resto de espacios comunes en la ciudad.

ICV-EUiA no ocultó su disgusto y rechazó de plano la prohibición. «Es un debate artificial e inoportuno», aseveró el presidente, Ricard Gomà, para agregar que su grupo «está en contra del uso del burka, pero cualquier aproximación a esta realidad debe venir de la mano del diálogo y la mediación». Gomà apuntó que la medida «es contradictoria con todo lo que ha sido este mandato el trabajo por la convivencia intercultural».

El grupo municipal de ERC también se mostró crítico con Hereu, a quien acusó de actuar por una cuestión de «salvación personal» y de demostración de autoridad, con el «déficit democrático» que supone gobernar «a golpe de decretazo».

En el mismo día, el Ayuntamiento de Tarragona, reunido en pleno municipal, sacó adelante una moción del PSC y CiU para prohibir el burka en los edificios y equipamientos municipales. Y el Consistorio de Coín (Málaga) anunció la presentación de una iniciativa similar que se aprobará definitivamente el próximo día 28.

Las razones esgrimidas en ambos municipios son que el burka causa problemas de seguridad y no garantiza la «igualdad real» entre hombres y mujeres. Las dos localidades modificarán su ordenanza de civismo para hacer efectivas las respectivas mociones.

Por su parte, 16 ediles del PSC, ERC e ICV del Ayuntamiento de Gerona tumbaron una iniciativa en el mismo sentido que fue respaldada por dos concejales del PP y cinco de CiU, según informa Efe.

Los representantes populares le recordaron a los del PSC que sus compañeros de partido respaldaron esta propuesta en ciudades como Lérida, Tarragona y Barcelona. Los socialistas contestaron que cada ciudad tiene sus especificidades.