FRANCESC PEIRÓN – Boston. Corresponsal

Diversas entidades se movilizan contra un proyecto que facilita la denuncia anónima del inmigrante
El eco de Arizona se ha escuchado en el lugar más inesperado, en el liberal, progre y demócrata estado de Massachusetts. Territorio que, según el comentarista Bill O´Reilly de Fox News, “es el santuario para la inmigración ilegal”. Boston, ciudad fundada por inmigrantes – ingleses y protestantes-y refundada por otra oleada de foráneos – entonces irlandeses y católicos-,se ha convertido en foco de atención de una cuestión que guarda una estrecha relación con las tendencias demográficas de las que se desprende la decadencia del hombre blanco en este país.

El Senado estatal ha aprobado un proyecto que, en caso de convertirse en ley, supondría un giro radical. La medida, que ha de pasar por el trámite de conciliación con la cámara de representantes en una semana, pretende bloquear el uso de fondos públicos de asistencia social y sanitaria a los indocumentados. Si esta ya se considera una decisión que sólo perjudicaría a los más pobres, hay otro elemento que causa tanto o más rechazo. Si el gobernador firma y la ley entra en vigor, cualquier persona podrá llamar anónimamente y exponer su sospecha de que un ciudadano carece de papeles.

Andrés Eduardo del Castillo, de 19 años y estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de Suffolk, es estadounidense. Su madre, que entró hace un cuarto de siglo, sigue siendo una colombiana sin documentos. “A mi mamá la podrían deportar”, sostiene el hijo. “Por debajo de esa enmienda sobre el presupuesto – insiste Andrés-se esconde el hecho de que si alguien te ve, seas legal o no, te puede denunciar porque no le caes bien o no le gusta tu aspecto. A mí, como ciudadano de Estados Unidos, me resulta indignante”. Él es uno de los que desde el pasado domingo mantienen una acampada en la escalinata del edificio senatorial. Diversas organizaciones, agrupadas bajo el lema Mass hope 2010,apoyan la protesta. Sólo piensan levantar el cerco si la propuesta decae y eso esperan que suceda este mes.

“Nadie es ilegal”, recuerda una de las pancartas. “¿Como Arizona? – responde a una pregunta Lily Huang, portavoz de una asociación estudiantil-.En cierto sentido, este es un año de elecciones y la inmigración es un tema recurrente en el que coinciden republicanos y demócratas. Miembros de los dos partidos han votado a favor. Utilizan este asunto en beneficio de sus intereses”. Lily recita nombres de amigas a las que la modificación situaría al borde de la ruina vital. “Espero – añade-que esto sólo sea un señuelo electoral. Este estado, en comparación con otros, es liberal. Es verdad, hablamos del liberal Massachusetts, pero entonces surgen estas enmiendas y no las vemos, no se les otorga importancia, y esto resulta aún más peligroso”.

La polémica sobre la tía del presidente Obama, que vivía aquí en una residencia pública mientras afrontaba una orden de deportación, echó gasolina al debate. La crisis económica y la reciente desarticulación de un coche bomba en Times Square le han dado aún más combustible. “Se lanza el mensaje – remarca Andrés-de que los inmigrantes abusan del sistema y no es real. Así sólo se fomenta un sentimiento antiinmigración”.

En la fachada del edificio senatorial cuelga un cartel, “Let´s go Celtics”. Estos días está en juego la final de la liga de baloncesto, de la NBA. Celtics, un nombre de resonancia irlandesa por aquellos que llegaron a este país en busca de una ilusión. Como los pobres Kennedy, que hoy forman parte del orgullo local.