Un ultraderechista, llave del frágil 'trono' holandés
Las elecciones sitúan a Wilders en las quinielas de gobierno
El Mundo, , 11-06-2010Corresponsal
Holanda se prepara para una transición de meses sin nuevo Gobierno, que será muy difícil de formar, estará marcado por la inestabilidad y posiblemente contará con la presencia de Geert Wilders, el líder de la ultraderecha célebre por su campaña contra el islam.
El liberal VVD (que estaría a la derecha del Partido Popular en España) fue el partido más votado en las elecciones del miércoles, pero en un Parlamento aún más fragmentado y extremo que de costumbre.
Sólo supera en un escaño (31 contra 30) al siguiente partido con más votos, el socialdemócrata de Job Cohen; la tercera fuerza en discordia es el Partido de la Libertad de Wilders, que se afianza con 24 escaños, por delante de los democristianos del primer ministro los últimos ocho años, Jan Peter Balkenende.
El líder liberal, Mark Rutte, reconoció ayer que será «muy difícil» formar una mayoría. Rutte no ha excluido un Ejecutivo con los ultras de Wilders y los perdedores democristianos, pero tampoco una coalición púrpura con los socialdemócratas, pese a las suspicacias que levantan entre los demás por haber sido los que causaron la última caída de Gobierno que anticipó las elecciones. El liberal, además, explicaba a este diario que con los laboristas no podría aplicar su agenda de estricta austeridad económica.
Lo más fácil, ideológicamente, sería unirse a democristianos y ultraderechistas, pero el partido de Wilders ha preferido hasta ahora la oposición.
En marzo, ganó las elecciones municipales en Almere, a 40 kilómetros de Amsterdam, pero no gobierna allí porque no quiso construir la necesaria coalición. Ahora, más interesado en ser viceprimer ministro, Wilders promete cambiar el país. «Más seguridad, menos crimen, menos inmigración, menos islam: eso es lo que ha elegido Holanda», dijo tras su victoria.
Hasta Cohen, el líder socialdemócrata, reconoce que el partido de Wilders es, con los liberales, el «ganador» de los comicios. El presidente de otro partido clave, el centrista D66, pide que el ultraderechista sea «tomado en serio».
Las charlas acaban de empezar, aunque Rutte apenas sabe hacia dónde mirar, preocupado por su agenda de recortes del gasto social con la que, por cierto, Wilders no estaba de acuerdo. «No hay mucho que decir. Veremos cómo aclarar qué partidos pueden formar una coalición que funcione lo antes posible… Es verdaderamente una situación muy complicada», explicó ayer, consciente de que los últimos cuatro Gobiernos en el poder han colapsado por la retirada del apoyo de alguno de sus miembros y han tardado meses en reconstruirse.
De momento, permanecerá en funciones el Ejecutivo de Balkenende, que anunció su dimisión como líder del partido y su renuncia al escaño después de que su grupo pasara el miércoles de 41 escaños a 21.
La estabilidad del nuevo Gobierno será tan probable como en la última década. Aunque Geert Wilders encaje en una alianza de ultraliberales y democristianos, Tim De Beer, experto del centro demoscópico TNS-NIPO, destaca que «será muy arriesgado tenerlo en una coalición» y será el principal candidato a dejarla caer. «Las negociaciones son complicadas incluso dentro de los partidos, hasta los socialdemócratas tienen dos alas, la antieuropea que teme a la inmigración y la cosmopolita de La Haya», explica a este diario.
Una encuesta online del diario Telegraaf indica que la coalición más favorecida por los votantes es ahora la alianza de derecha. La composición de liberales, socialdemócratas, verdes y centristas del D66 apenas tiene un 18% de partidarios.
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