Liberada una joven tras 8 meses de abusos y reclusión en Vizcaya
El presunto agresor, que la tenía contratada como asistenta, queda en libertad con cargos La Ertzaintza rescató a la chica, de origen marroquí, de un piso de Barakaldo
El Periodico, , 11-06-2010Consternación. Este era el sentimiento que ayer primaba en una comunidad de vecinos del paseo de los Fueros de Barakaldo (Vizcaya) después de que se descubriera el drama vivido durante ocho meses por una joven marroquí de 21 años presuntamente esclavizada por uno de los residentes en el edificio. La mujer, que fue agredida y violada según la Ertzaintza, se halla ahora atendida por el Área de Igualdad del municipio. El juez dejó al supuesto agresor en libertad con cargos y dictó una orden de alejamiento.
El suceso no se produjo en un lugar aislado, sino en la calle principal del populoso Barakaldo (97.000 habitantes) y apenas a unos metros del nuevo palacio de Justicia. Pero «nadie sospechó», según los vecinos, lo que ocurría entre las paredes del piso en el que, desde hace seis años, reside el presunto agresor, un hombre de 47 años y nacionalidad española, con su hijo, un menor de 17 años.
CONTROLADA Y BAJO LLAVE / «Yo no recuerdo siquiera haber visto a la chica ni por la ventana», comentó una sorprendida vecina ante la aparición de cámaras y periodistas que buscaban información sobre este caso estremecedor, que la propia víctima puso el martes al descubierto. Fue ese día cuando la joven contactó con el teléfono de emergencia de la policía vasca tras descubrirlo en una de sus esporádicas salidas bajo vigilancia hasta un locutorio. Desde allí, y siempre controlada por su agresor o uno de sus dos colaboradores –su propio hijo y un amigo de 59 años–,
enviaba algún dinero a su familia para evitar que un prolongado silencio levantara sospechas de los allegados sobre su verdadera situación.
El relato de la policía, que rescató a la víctima horas después del aviso, confirmó que la historia empieza en la Comunidad Valenciana, donde residía la joven y donde había iniciado sin éxito la búsqueda de empleo. A través de una empresa de trabajo temporal, conoció la oferta para trabajar como empleada de hogar en Vizcaya con un prometedor salario. El demandante, su maltratador, pasaba unos días de vacaciones en su segunda residencia y formalizó el acuerdo. Pero al llegar a Barakaldo nada resultó como parecía.
El trabajo doméstico que se veía forzada a realizar gratis funcionaba como pantalla. Contó a los agentes que era objeto de maltratos, vejaciones, insultos y abusos sexuales. Vivía, prácticamente, en estado de secuestro. La empleada declaró que la dejaban encerraba con llave cuando padre e hijo se ausentaban.
NI UN GRITO / «Si hubiera dicho algo, algún grito, alguna señal, podríamos haber reaccionado», lamentaba un vecino. Clientes de la zapatería que se encuentra junto al portal solo acertaban a explicarse la situación por la falta de recursos de la joven al estar en un lugar desconocido.
Ni el ocupante del primer piso ni su hijo habían levantado excesivas simpatías en el vecindario. Algunas personas contaban que causó problemas por impago de cuotas de la comunidad, pero lo que no se podían imaginar era que estuviera infligiendo tal padecimiento a la joven, que confiesa haber perdido 10 kilos. La revisión médica confirmó la existencia de hematomas y abusos sexuales, si bien la víctima no precisó de ingreso hospitalario.
La policía imputa al agresor retención ilegal, abusos y lesiones, y a su hijo y su amigo, encubrimiento. Sin embargo, el juez decidió ayer ponerlos en libertad con la obligación de comparecer cada 15 días en el juzgado y alejarse de la joven.
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