maltrato policial a un inmigrante >
Dos policías municipales de Pamplona golpean a un joven extranjero esposado
SOS Racismo
denuncia el abuso cometido por los agentes, grabado por una cámara
La víctima, de 19 años y origen ecuatoriano, ha acusado a los policías de un delito de tortura ante el juzgado
Diario de Noticias, , 10-06-2010Un minuto de grabación. En el vídeo difundido ayer por SOS Racismo, grabado el 12 de septiembre por una cámara de la propia Policía Municial situada en el retén, se observa al joven esposado con las manos en la espalda, acorralado contra la pared por un agente que le empuja varias veces hasta golpearle la cara en dos ocasiones (imagen izquierda). Una vez inmovilizado contra el muro, se acerca al detenido otro policía municipal que lo agarra por el cuello con las dos manos y le propina una patada en la pierna (imagen derecha), conducta que repite el otro agente. A continuación, el policía que lo agarra por el cuello lo levanta del suelo y, tras soltarlo, le asesta una bofetada con la mano abierta y le mete un dedo en el ojo, todo ante la presencia de otros tres agentes. Tras esta serie de golpes, el primer policía introduce al detenido en la zona de los calabozos retorciéndole el brazo.
pamplona. Empujones, patadas, una bofetada… Para SOS Racismo, “un maltrato y un abuso”. Los que cometieron dos agentes de la Policía Municipal de Pamplona contra un joven de nacionalidad ecuatoriana, de 19 años de edad, al que detuvieron en septiembre del año pasado por un delito de atentado contra la autoridad. La grabación de los golpes, difundida ayer por la mencionada ONG, fue aportada por la víctima al juzgado como prueba de la agresión que sufrió en el interior de las dependencias policiales.
La titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Pamplona, tras investigar la denuncia presentada por el joven y SOS Racismo contra los policías municipales, tramitó la causa como una falta de lesiones, decisión que el propio denunciante ha recurrido ante la Audiencia Provincial de Navarra por entender que la agresión es constitutiva de un delito de torturas. La Sección Primera dilucidará en las próximas semanas este extremo.
Los hechos, que también han sido puestos en conocimiento del Defensor del Pueblo de Navarra, ocurrieron en la madrugada del 11 al 12 de septiembre de 2009. El denunciante de la agresión, que ahora tiene 20 años de edad, relató que todo se inició en el exterior de un bar del barrio de San Juan de Pamplona, cuando agentes de la Policía Municipal le pidieron la documentación a un amigo. Al acercarse a preguntar el porqué de la detención, los agentes respondieron que se fuera, que a él “no le importaba”.
Según su declaración, se sentó en un coche y de espaldas dijo “Vaya policía tenemos”, momento en el que uno de los policías lo empujó y lo tiró al suelo y a continuación le pidió la documentación. El denunciante preguntó al agente por qué lo había empujado y éste reaccionó empujándolo contra un portal, esposándolo, tirándolo de nuevo al suelo e inmovilizándolo poniéndole una rodilla en la cabeza, nuevamente según su relato.
Los agentes lo llevaron entonces hasta el furgón, donde “le atraparon una pierna al cerrar la puerta”, y lo trasladaron a las dependencias de la Policía Municipal en la calle Monasterio de Irache, donde se produjo la secuencia de hechos captados por la cámara. En la grabación se ve cómo dos agentes bajan del furgón al joven esposado con las manos a la espalda, tras lo cual, es empujado y golpeado en varias ocasiones antes de ser llevado a una celda. La cámara que grabó la agresión está situada en el retén de la propia Policía Municipal.
Tras estos hechos, el joven fue conducido al centro de salud, donde no comentó nada al personal sanitario sobre los golpes que le propinaron los agentes, sino que sólo le comunicó al médico que “le dolía la cabeza”. En el informe correspondiente, el facultativo hizo constar: “Refiere dolor de cabeza tipo pulsátil a nivel de sien derecha tras una agresión”, según señalaron desde SOS Racismo.
“no es el caso más grave” En conferencia de prensa, Kepa Soltxaga insistió en advertir que ésta “no es de las denuncias más graves que hemos tenido, pero sí de la que tenemos constancia, pruebas y acceso”, gracias a la grabación obtenida, lo que a su juicio redunda en la necesidad de instalar este tipo de cámaras en dependencias policiales para grabar la estancia de los detenidos, como reclaman diversas ONG.
Esta circunstancia “da credibilidad a la versión de la persona agredida” que, de lo contrario, “se encontraría en una situación de mayor indefensión, ya que los jueces están dando un excesivo valor a la presunción de veracidad a los agentes de policía”, dijeron los representantes de SOS Racismo.
En todo caso, advirtieron de que pese a que existían imágenes en esta ocasión, no fueron inmediatamente puestas a disposición judicial “como hubiese sido lógico para que se determinase la posible comisión de una conducta delictiva” y sólo la intervención de SOS Racismo motivó su presentación en el juzgado casi un mes después (el 8 de octubre).
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