¿Cómo respira el emergente colectivo inmigrante? ¿Hacia dónde avanza? ¿Cuál es su realidad cotidiana? Un pormenorizado estudio encargado por la Policía Local trata de responder a a estas cuestiones, y a algunas más, acerca de la situación real del colectivo de extranjeros en Vitoria, que ya representa el 10% de la población oficial. Su objetivo está bien definido: «fomentar la integración» de un sector que roza las 24.000 personas en el padrón municipal.

Presentado en la tarde de ayer en Villa Suso a los principales representantes de diferentes asociaciones, el informe sí dejó al descubierto algunas circunstancias de lo más inquietantes. «La mujer inmigrante sufre una doble discriminación, por ser inmigrante y por ser mujer», desveló el coordinador del equipo técnico, Kepa Solla. La Guardia urbana ha detectado asimismo «actitudes xenófobas» hacia ellas por parte «de personas autóctonas».

Ese sentimiento de rechazo se ha agudizado por efecto de la grave crisis económica que azuza a medio mundo y, por supuesto, también a la capital alavesa. Se trata, no obstante, de un fenómeno inherente a las épocas de vacas flacas.

El trabajo deja otro dato de lo más relevante. «Vitoria es una de las ciudades con mayor sensibilidad desde el punto de vista del crecimiento poblacional gracias a la inmigración». Hace un lustro, por ejemplo, eran 15.000 ciudadanos.

Como explicaron a los congregados el concejal de Seguridad Ciudadana, José Manuel Bully, el director del departamento, Iñaki Inoriza, o el comisario – jefe, José Antonio Vicho, la Policía Local aspira a convertirse en instrumento de «integración social».

«Partimos de que es importante conocer y definir las diferentes nacionalidades que componen el colectivo inmigrante, favorecer procesos de comunicación o mejorar nuestra respuesta ante una persona oriunda de otro país», expuso Solla. Con un recelo cada vez más palpable entre una parte de la población autóctona y ante realidades irrefutables como que los extranjeros ya representan el 15% del alumnado de los centros educativos de Vitoria, el coordinador del informe incidió en que «hay que tomar medidas para sensibilizar y formar al colectivo de Policía Local para facilitar la integración de estas personas». A día de hoy, más de cuarenta nacionalidades diferentes conviven en las calles de la capital alavesa.

«Plantilla multiétnica»

¿Entonces, qué medidas concretas promueve el dossier? «Entrevistas con asociaciones y agentes sociales, contar con personas de referencia e instaurar un decálogo de buenas práctica en la plantilla» de la Guardia urbana. De hecho, los responsables del cuerpo estudiarán la posibilidad de establecer reuniones periódicas con representantes de las agrupaciones de extranjeros. En Vitoria hay censadas 34.

Se realizarán también campañas informativas, al tiempo que se «elaborará otro procedimiento en materia de identificaciones». El estudio apuesta por «abrir» la Guardia urbana a una plantilla «multiétnica».