El presidente Barack Obama se reunió ayer en Washington con la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, en un intento por rebajar la tensión existente entre ambos políticos tras la aprobación en ese estado fronterizo con México de una ley de inmigración que convierte en delito ser un sin papeles .

Tanto Obama como Brewer han protagonizado un encarnizado enfrentamiento después de que la gobernadora republicana aprobara la polémica ley que permite a la policía de Arizona detener a cualquier persona solo por el hecho de ser sospechosa de ser un inmigrante.

El presidente espera poder detener esa ley, antes de que entre en vigor el próximo agosto, prometiendo al estado de Arizona una mayor inversión en la seguridad fronteriza.

«El presidente me ha prometido que la mayoría de los recursos para la seguridad fronteriza van a ser destinados al estado de Arizona», anunció a la prensa Brewer.

La gobernadora negó haber discutido con Obama su polémica ley. «Tanto el presidente como yo hemos decidido dejar q un lado esta cuestión, que está ahora en manos del Departamento de Justicia. Lo único que importa ahora es asegurar la frontera», explicó

Envío de soldados

Hace apenas unos días, la Casa Blanca anunció el envío de al menos 1.200 soldados a la frontera con México, así como la inversión de cientos de millones de dólares para tratar de frenar la ola de violencia que desde hace años azota al borde entre los dos países.

La nueva estrategia tiene como objetivo además forzar una reforma migratoria que desde hace décadas agoniza en el Congreso de Estados Unidos, pero que tiene todos los visos de convertirse en un asunto clave en las próximas elecciones legislativas que tendrán lugar en noviembre.