«Sólo quiero saber si mi hija Nora está muerta o viva»

El Correo, MARÍA REGO, 27-05-2010

Resolver un asunto de negocios, pasar una temporada con sus nietos o el simple placer de viajar. Son muchos los motivos que podían haber traído al marroquí Mohamed Mosaid hasta Vitoria, pero la visita se ha producido por la peor de las razones posibles. Su hija Nora, de 23 años, dejó de ser una desconocida en la capital alavesa, donde residía junto a su esposo y sus dos pequeños, tras desaparecer sin dejar rastro. «He venido para encontrar una solución. Sólo quiero saber si está muerta o viva», resumió a EL CORREO Mosaid con expresión cansada mediante la ayuda de una intérprete. Y es que medio año es mucho tiempo, demasiado si no se sabe «absolutamente nada» de un ser querido.

El padre de Nora, sin embargo, no ha podido olvidar cada uno de los pasos que dio desde Fez aquel fatídico 25 de octubre de 2009 cuando, según la investigación policial, la joven magrebí desapareció del albergue municipal de Vitoria. Al día siguiente, «la llamé por teléfono, pero no daba señal y llamé a una persona que estaba con ella en el mismo centro y que me contó que un hombre la había recogido en coche y se la había llevado a casa», relata. Era el momento de ponerse en contacto con su yerno, a quien ya conocía de Marruecos, en busca de respuestas, pero sus palabras acrecentaron la angustia. Marcó su número hasta en tres ocasiones y la última vez – las dos anteriores le aseguró que la joven no estaba en el domicilio – «me colgó y me dijo que no llamara más», explica el padre de Nora. «Me dio la sensación de que ella ya no estaba ahí», advierte sin parar de mover sus manos.

Recuperar a los nietos

Su intuición le empuja también a pensar que la relación de la joven con su marido, once años mayor que ella, no pasaba por su mejor momento. «Volvió una vez a Marruecos con los niños porque él la maltrataba», acusa al hombre ahora en libertad vigilada – ya había estado en prisión preventiva por pegarla y declaró como principal sospechoso – . Por ello, Mosaid teme que la desaparición de la chica no responda a una marcha voluntaria porque «ella no ha podido irse y abandonar a sus hijos sin dar señal de vida», mientras da crédito a la teoría de un posible homicidio. La Ertzaintza investiga las dos hipótesis.

Su estancia forzada en la capital alavesa – ha dejado en Fez a su esposa – se alargará durante tres semanas más hasta que resuelva diferentes trámites como rellenar el papeleo oportuno para «reclamar a mis nietos», que se hallan bajo custodia de la Diputación alavesa y a los que ha podido ver en esta visita. «Quiero llevármelos a Marruecos para darles una vida mejor. Si mi hija está perdida, no veo bien que ellos también lo estén porque así se está destrozando una familia entera», recalca. Pero Mosaid no se resigna a no poder reunirse jamás con Nora y lanza un sencillo mensaje: «Pido que se haga justicia».

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