extranjeros con formación universitaria en Gipuzkoa>
La homologación de títulos a inmigrantes se ha convertido en "un quebradero de cabeza"
los 6 meses legales pueden demorarse durante años
La frustración campa a sus anchas entre muchas mujeres tituladas que han abandonado su formación
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 22-05-2010Donostia. Un trámite largo, costoso y tremendamente engorroso. Sobre estos tres adjetivos pivota en Gipuzkoa el reconocimiento de títulos universitarios a inmigrantes, una suerte de peregrinación en el desierto que acaba por desanimar a muchos licenciados, que se quedan en el camino viendo frustradas sus expectativas. Buena parte de las víctimas son mujeres que encuentran en el sector doméstico o en la hostelería el único asidero laboral, dejando atrás unos estudios con los que soñaron una próspera ocupación que se muestra de lo más esquiva.
La teoría dice que el Ministerio de Educación y Ciencia otorga un periodo no superior a seis meses para resolver el trámite, desde que se solicita la homologación hasta que se hace efectivo el visto bueno. Pero la práctica refiere una realidad bien distinta. “Ingresas los documentos, y pueden pasar tres años hasta tener la resolución en mano. Siempre falta algo”, lamenta con indisimulable resignación la peruana Soraya Ronquillo, presidenta de Bidez Bide Elkartea, agrupación integrada por población mixta, entre guipuzcoanos e inmigrantes, cuyo radio de acción se sitúa en Urola Kosta.
No se trata de un problema menor, y buena parte de las dificultades suelen provenir del desconocimiento de los propios interesados. El “quebradero de cabeza” es tan habitual, que la propia asociación ha iniciado una campaña informativa en el territorio, que está contando con un creciente grado de aceptación.
Y no se trata de una cuestión residual, al menos, si se repara en las cifras que deja Gipuzkoa. El 31,7% de las personas de procedencia extranjera que recala en el territorio tiene el grado escolar o equivalente, y el 25,8% estudios comprendidos entre Bachiller, Formación Profesional o titulaciones superiores, según el Observatorio Vasco de Inmigración, Ikuspegi. Conforme crecen los flujos migratorios, lo hacen de un modo proporcional las personas atrapadas en esa maraña burocrática.
el listado La problemática que empantana hasta el desespero el trámite es de lo más variopinta aunque, con frecuencia, uno de los principales problemas suele ser que el título en cuestión que un licenciado obtiene en su país de origen y quiere validar en el de destino no guarda relación con el listado de licenciaturas que existe en el Estado. Rastrea pero no encuentra, lo que exige buscar un acomodo en otra licenciatura similar, algo que complica las cosas hasta la extenuación.
Lo sabe de buena tinta la hondureña Marisela Madrid, residente en Azkoitia y víctima de esa larga travesía en el desierto cuando uno busca respuestas y sólo obtiene soluciones esquivas. Esta mujer, que tiene dos hijas, llegó a Gipuzkoa hace una década con su título de licenciada en Microbiología bajo el brazo. Solicitó la homologación en 2001, y poco después descubrió que su licenciatura no venía recogida en el catálogo oficial estatal. Le dijeron que aquí se trataba de una especialidad de Medicina, y se vio obligada a homologar sus estudios con Biología, un paso adelante que marcó un interminable compás de espera que todavía continúa y “en el que te ves obligada a trabajar de lo que sea, en el sector doméstico, hostelería o cuidando ancianos”.
Cuatro años más tarde recibió una notificación del Ministerio de Educación. En la misiva, le decían que le condicionaban la homologación del título a la superación de cuatro exámenes, una prueba de conjunto a la que todavía no se ha sometido porque el reloj biológico, ajeno a todo el proceso, había seguido su curso. “El tiempo va pasando y uno se va desanimando. Además, tienes que tomar decisiones en la vida, y aquella carta coincidió con el embarazo de mi segunda hija”, rememora la mujer.
Inopinadamente, cuando la frustración parecía ya campar a sus anchas, llegó una oferta laboral. Y con ella recuperó la ilusión. Años después, volvía a descolgar el teléfono para llamar a Educación y preguntar si podía homologar su carrera con una nueva licenciatura que había surgido en Barcelona, fruto del plan de Bolonia, y que era a todas luces equiparable con sus estudios de Microbiología. “Me contestaron que no, que aunque estuviera incluida en el plan de Bolonia no venía recogida en el catálogo, pero gracias a aquella llamada me enteré casualmente de un detalle que ha marcado mi vida laboral”, recalca.
una casualidad Se enteró entonces “por casualidad” de una normativa aprobada en 2006 por la cual un licenciado extranjero puede homologar el grado, esto es, le reconocían la carrera, los estudios, aunque sin ponerle el apellido. “Es un trámite que se puede hacer y yo me enteré el año pasado. Gracias a ello, me han podido contratar”, confiesa ella, que actualmente trabaja en una Unidad de Investigación Sanitaria en Bilbao.
El cambio que ha experimentado la vida laboral de esta hondureña nace casi de la anécdota y, como ella, muchas mujeres licenciadas lamentan la escasa información que existe, echando en falta que no se emitan comunicados sobre este tipo de alternativas para las personas extranjeras que tienen expedientes abiertos.
El II Plan de Inmigración del Gobierno Vasco es muy explícito al respecto, sobre todo cuando habla de “impulsar mecanismos” que favorezcan la convalidación de titulaciones obtenidas en países de origen.
El contexto actual de crisis no facilita precisamente las cosas, pero lo cierto es que hay muchas personas, especialmente mujeres, trabajando en el sector doméstico o al cuidado de personas mayores cuando en sus países de origen eran profesoras, ingenieras, traductoras, abogadas o psicólogas. El sentimiento de frustración acaba afectando cuando no hay salidas laborales pero, al menos, dicen estas mujeres, que no sea por desidia administrativa.
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