Una enfermedad infravalorada >
Hepatitis Cerco al virus de la hepatitis B
Expertos alertan del repunte de la enfermedad a consecuencia de la inmigración procedente de Asia w El reto consiste en detectar a las personas infectadas por el VHB, 30 veces más contagioso que el sida
Deia, , 03-05-2010Bilbao. El cáncer de hígado es la tercera causa de muerte por esta enfermedad en Europa. De hecho, en los últimos 20 años las tasas de estos tumores casi se ha triplicado. La hepatitis B es responsable del 80% de los tumores primarios de hígado en todo el mundo y entre el 15 – 25% de los pacientes que presentan infección crónica por el virus de la hepatitis B (VHB) fallecerá por complicaciones de la enfermedad. Sin embargo, su trascendencia social continúa siendo muy reducida.
A pesar del repunte que los especialistas están observando entre la población del Estado, principalmente entre el colectivo de inmigrantes procedentes de Asia o zonas de Latinoamérica donde no se vacuna de esta enfermedad, lo positivo es que existen herramientas suficientes y muy eficaces para que en un plazo de tiempo relativamente corto se pueda erradicar la hepatitis B, una dolencia entre 30 y 100 veces más contagiosa que el virus del sida.
Los calendarios de vacunación escolar establecidos en todo el Estado en la década de los años 90 – primero en adolescentes y después en los recién nacidos a partir de los seis meses – , han hecho que la dolencia casi haya desaparecido entre la población de menos de 25 años, que está protegida frente a esta enfermedad. Esta circunstancia logró reducir de forma significativa la prevalencia de la patología en nuestro entorno, reduciendo su presencia a pacientes de unos 40 años, cuya generación no recibió esta vacuna.
“Sin embargo, el virus está reapareciendo ahora en los países con flujos migratorios importantes. De ahí la importancia de llevar a cabo programas de screening entre el colectivo inmigrante, procedente sobre todo de los países donde el virus es endémico. El reto que nos marcamos es la detección precoz de las personas ya contagiadas por el virus, muy transmisible pero silencioso, que puede permanecer en el organismo de la persona durante años sin provocar síntomas, pero causando daños muy graves en el organismo”, explica a DEIA Rafael Esteban Mur, jefe de Hepatología del Hospital Universitario Vall d"Hebron de Barcelona.
Vía sexual En el Estado hay dos perfiles diferenciados de las personas afectadas por el VHB. “Uno de personas de 40 – 60 años que han sido diagnosticadas en exámenes rutinarios tras haber contraído la patología años atrás; y otro más joven, que incluye a infectados en prácticas sexuales de riesgo y a inmigrantes de zonas de alta prevalencia – Asia, Europa del Este y algunos países de África – que llegaron ya con el virus, ya que en sus países no existen programas de vacunación y el VHB está muy extendido”, indica Rafael Esteban, quien ha participado en la 45 reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado, celebrada en Viena.
El paso de gigante dado en los últimos 10 ó 15 años en los tratamientos que evitan el progreso de la enfermedad crónica a cirrosis y cáncer hepático se ve empañado por la escasa trascendencia social que tiene esta enfermedad, a pesar de ser entre 30 y 100 veces más contagiosa que el virus del sida. “Es una dolencia que está infravalorada. Esto es una importante barrera para acabar con la hepatitis B; la población no es consciente de su gravedad. Las vacunas, sumadas a las terapias de las personas que comienzan a presentar síntomas a partir de cierta edad y el cribado entre la población inmigrante de riesgo podían acabar con la dolencia”, sentencia el hepatólogo catalán.
Detección precoz Una de las dificultades que constatan los facultativos a la hora de desterrar el virus de la hepatitis B es la insuficiente concienciación de los médicos de atención primaria en zonas con alto porcentaje de inmigración. Con más de cuatro millones de personas llegadas al Estado en los últimos cinco años, la detección precoz – continúa relatando el doctor Esteban – es fundamental para que no reciban tarde los tratamientos, pero sobre todo para evitar la transmisión del virus. “Esta población es un foco de riesgo de contagio que, por lo general, acude menos a las consultas no sólo por las barreras lingüísticas, sino también por el miedo a delatar su situación irregular”.
Porque uno de los peores enemigos para luchar contra esta enfermedad silenciosa es el desconocimiento, ya que, tal y como recuerda Nadine Piorkowsky, presidenta de la Asociación Europea de Pacientes de Hígado en Europa, hay más de 14 millones de personas con hepatitis B crónica, pero sólo el 12% lo sabe. “La detección precoz, el saber que se tiene el virus, es fundamental para el abordaje de la enfermedad aunque sólo el 10% de los casos progresan a infección crónica”, alerta.
Identificación El jefe de Hepatología del Hospital Vall d"Hebron apuesta por identificar y proteger a estos grupos de riesgo ya que “sin programas de cribado generalizado entre los inmigrantes no se podrá frenar el aumento de la prevalencia de esta enfermedad en el Estado. Aquí juegan un papel importante los médicos de familia. Éstos debieran tener más tiempo para detectar a estos pacientes”, insiste.
Actualmente existen tres vías básicas de transmisión de la enfermedad. Una materno – filial, centrada en países de alta prevalencia del mundo en desarrollo; en el Estado es bajísima. Otra sexual, que alcanza a personas con múltiples relaciones. Y una tercera sanguínea, más habitual en grupos de riesgo tan variados como los usuarios de drogas inyectables y el personal sanitario. “Pero la primera vía es la sexual, por lo que no hay que bajar la guardia y, sobre todo, para los pacientes afectados hay que insistir en la importancia de que cumplan los tratamientos. Ésta es casi una obsesión para los médicos, porque así se gana en eficacia y se evita la aparición de resistencias”, comenta Esteban.
En esta línea, la presidenta de la Asociación Europea de Pacientes Hepáticos, subraya la importancia de aplicar programas de prevención de la hepatitis B en el continente. “Esta enfermedad que ataca al hígado en ciertos casos, como los pacientes crónicos, puede tener consecuencias fatales”, recalca Piorkowsky. Para ella, el diagnóstico precoz es imperativo en este continente, donde en los últimos 20 años se ha duplicado la incidencia del cáncer de hígado, “el tercer tumor con mayor mortalidad en varones, en quienes hasta en el 85% de los casos está relacionado con una infección persistente por hepatitis B o C”.
(Puede haber caducado)