Optimismo
El Periodico, , 28-04-2010Hace pocos días leía dos noticias que, siendo muy distintas, invitaban ambas al optimismo e indicaban que no hemos desaprovechado los años de bonanza. Por una parte, la Cámara de Comercio Francesa en Barcelona informaba de que son 200 las empresas catalanas con filiales en Francia. Por otra, la normalidad regresaba a Vic después del revuelo provocado por las innovadoras iniciativas de su alcalde.
Este conjunto de 200 inversores lo conforman empresas de sectores muy diversos, de la industria tradicional, las nuevas tecnologías o los servicios avanzados, lo que refuerza la importancia de este dato. Podrá argumentarse que este número aún no es suficiente, pero lo relevante es que en el 2001 no llegaban a las 100 empresas y que la inversión es hoy muy superior.
Y parece que la serenidad ha vuelto a Vic tras las propuestas fallidas de su alcalde de no empadronar o de denunciar a los inmigrantes en situación irregular. Para dolor de unos, que se felicitaban porque ya era hora de la mano dura. Y para desorientación de otros, que aún no entendemos a qué venía todo esto. Y, creo, para alegría del partido xenófobo al que se le ha hecho una gratuita campaña de promoción.
En pocos años hemos evolucionado de ser una economía que empezaba a exportar, a implantarnos de manera ya significada en un país avanzado como Francia. Y hemos pasado de una población de seis millones en 1995, a una de siete y medio solo 15 años después, acogiendo a un millón y medio de inmigrantes, un 25% de la población al inicio de este proceso migratorio. Y pese a los muchos augurios que anunciaban lo peor, y con una tasa de desempleo que supera ya el 20%, la convivencia es claramente la norma.
En momentos de profundo desánimo como los actuales, conviene valorar estos logros. Porque algo bueno tendremos. Entre otras cosas, unos ciudadanos sensatos y unos políticos que, pese a haberse convertido en blanco de todas las críticas y mofas colectivas, han sido sensibles a las necesidades de los ciudadanos. Y es que no son pocos los colectivos que harían muy bien analizándose a sí mismos, en vez de consolarse en la crítica fácil a la política.
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