Madrid – Las clases en el Instituto Camilo José Cela de Pozuelo de Alarcón quieren volver a la normalidad. En el foco de la polémica está una joven española de origen marroquí, de 16 años y de religión musulmana. Según adelantó ayer «El País», la alumna Najwa Mahla fue separada de sus compañeros por llevar «hiyab» en clase. Decisión que la chica tomó dos meses atrás. Pero hace 20 días, la respuesta del centro fue vetarla la asistencia a clase, aunque la permitía pasar seis horas en la sala de visitas.
Ayer, Najwa afirmaba que llevar «hiyab» es «un acto de sumisión» a su Dios y que pase lo que pase, «seguiré llevándolo». La joven sigue manteniendo la ilusión de ser profesora de matemáticas.
El caso de Najwa Mahla ha vuelto a abrir el debate sobre el velo en los centros educativos. La Comunidad anunció ayer que respetará la autonomía de los centros educativos y los reglamentos que éstos están obligados a crear en cada centro según la LOE y que  se consensúan entre la Dirección, el claustro y los padres. En el caso del Instituo, el artículo 32 del Reglamento del Régimen Interior del Centro dice que «en el interior del edificio no se permitirá el uso de gorras ni de ninguna otra prenda que cubra la cabeza». Una regla que en un principio iba dirigida a las capuchas y las gorras de los niños, pero que ahora obliga a Najwa Mahla a quitarse el velo. El martes se reunirá el Consejo Escolar del Camilo José Cela para revisar la situación. Si el centro retira la norma, Najwa Mahla podrá volver sin infringirla, pero si el reglamento no se modifica, la niña, que no está dispuesta a acudir a clase con la cabeza descubierta, tendrá que ser derivada a otro centro educativo.
 Desde la Asociación de Trabajadores e Inmigrantes Marroquíes en España (ATIME) solicitaron ayer a la Comunidad que intervenga  «para restituir» el derecho fundamental a la educación, «independientemente» de la cultura o religión de cada uno. El Ministerio de Educación afirmó que respeta la autonomía de los centros educativos, según la LOE, pero manifestó que «también hay que respetar las creencias de cada uno».