El debate sobre la inmigración

La Vanguardia, , 15-04-2010

Lluís Foix

Es peligroso entrar en el discurso de la inmigración sin proponer medidas que ayuden a su integración
Resultaba inevitable que la inmigración apareciera en el debate político del país. Por dos razones importantes. La primera es que Catalunya ha acogido a más de un millón de inmigrantes en diez años. La segunda es que en las elecciones locales, regionales y nacionales de varios países europeos los partidos de extrema derecha, xenófobos en su mayoría, han cosechado grandes bolsas de votos en lo que va de año.

Se puede criticar al alcalde de Vic por haber notificado que dará cuenta de los inmigrantes en situación irregular en su municipio a las autoridades del Estado, entre treinta y cuarenta, para que se sepa cuántos sin papeles se encuentran en su ciudad. El mismo Josep Maria Vila d´Abadal ha advertido que en su municipio hay cuatro concejales del xenófobo Josep Anglada y no desea que esta representación aumente. Puede ser una táctica electoral, pero el hecho es que el discurso radical de Plataforma per Catalunya puede traducirse en votos en las próximas elecciones autonómicas y, dentro de un año, en las municipales.

Soy de la opinión que la inmigración de los últimos años ha sido más beneficiosa que perjudicial para Catalunya. Para corregir la curva demográfica y porque el crecimiento que ha vivido el país, antes de la crisis, no habría sido el mismo sin los sobrevenidos. En cualquier caso, aquí están y la gran mayoría no se van a ir.

La última encuesta del CIS para toda España reflejaba el alto nivel de integración de los inmigrantes europeos, latinoamericanos y africanos. En Catalunya la integración se ha producido con una normalidad tranquila si tenemos en cuenta que casi un 20 por ciento de la población ha venido de fuera en los últimos años.

La crisis económica ha roto las costuras de los servicios sociales y ha creado un incipiente rechazo de muchos ciudadanos que pueden sentirse perjudicados en la atención sanitaria o la educación. La xenofobia no es por cuestiones étnicas o raciales, sino por intereses, y es ahí donde los gobiernos tienen que actuar para que la integración no discrimine a nadie. Y, dicho sea de paso, habrá que ir pensando en dar también los derechos políticos a los inmigrantes para evitar posibles confrontaciones de futuro.

No hay que hablar tanto, sino actuar con políticas de acogida para que todos nos sintamos igualmente tratados. Lo más peligroso es entrar en el discurso de la inmigración, que siempre levanta pasiones, sin proponer medidas que hagan más accesible la integración.

La extrema derecha en Francia ha vuelto a alcanzar el 20 por ciento de los votos en muchas partes del país. La victoria de la Liga Norte en las regiones más ricas de Italia es otro aviso. La extrema derecha ha ganado en Hungría y puede obtener muy buenos resultados en Holanda. No se puede esconder el debate.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)