Canción triste de Sudáfrica

El Correo, ALBA CÁRCAMO, 11-04-2010

La canción ‘Matar al bóer (granjero)’, himno de la comunidad negra durante el ‘apartheid’, ha vuelto a resonar en las calles de Sudáfrica. El asesinato del líder supremacista blanco – y granjero – Eugene Terreblanche días después de que el presidente de las juventudes del gobernante Consejo Nacional Africano (ANC), Julius Malema, la entonara, ha reabierto las profundas heridas raciales que aún existen en el país dieciséis años después del final del régimen segregacionista.

El pasado fin de semana, Malema alabó en Zimbabue la incautación de tierras de los blancos que ha llevado a cabo el presidente Robert Mugabe para entregárselas a los negros. En esa visita cantó la «olvidada» sonata, prohibida hace dos semanas por el Tribunal Superior de Pretoria por «incitar al odio». El ANC consideró la decisión desmedida, ya que el contenido de la letra «es metafórico y necesitaba ser visto en un su contexto histórico».

Los cánticos de Malema habían abierto en las últimas semanas – antes del asesinato de Terreblanche – un debate sobre el daño que esta melodía podría causar a la estabilidad de la nación. A pesar de todo, el jueves aseguró que no se le silenciará, que retirará la frase ‘matar al bóer’, pero seguirá cantando el resto de la letra. También aprovechó para reclamar la confiscación de tierras de los granjeros blancos.

La oposición, grupos sociales y religiosos han apuntado al dirigente de las juventudes del ANC como responsable del aumento de la tensión racial en el país, por sus frecuentes insultos de tinte racista a políticos blancos, tanto opositores como de su propio partido y de grupos aliados. Aunque la muerte del líder supremacista se produjo tras una disputa salarial con dos de sus trabajadores. Los bóers pertenecen a la etnia de los afrikáners, descendientes de los holandeses que colonizaron los territorios de Orange y Transvaal en el siglo XVII.

Grupo paramilitar

Terreblanche fue el fundador del Movimiento de Resistencia Afrikáner (AWB), grupo paramilitar comprometido con la restauración de una república independiente para el pueblo afrikáner, donde los blancos pudieran vivir libres del «yugo de la opresión negra». En 2004 salió de prisión después de tres años recluido por agredir a un guardia de seguridad negro al que casi produce la muerte, asaltar a un trabajador agrícola que no podrá volver a caminar y atacar a otro hombre. Además, en 2008 fue juzgado ordenar cinco atentados antes de 1994, aunque la sentencia de seis años fue suspendida a cambio de su declaración de culpabilidad.

El AWB, que apenas cuenta con apoyo en la actualidad, fue seguido por miles de personas en los ochenta, aunque fueron ignorados por el Gobierno hasta que en 1986 paramililitares de la agrupación irrumpieron violentamente en un mitin del Partido Nacional. En 1990 los partidarios del grupo estrellaron un vehículo blindado contra el vestíbulo del edificio que acogía las negociaciones para finiquitar el ‘apartheid’. Cuatro años después, miembros del partido detonaron bombas en zonas muy pobladas y dispararon al azar a personas negras. Además, ese mismo año el AWB entró en Botswana masacrando a civiles en apoyo al régimen dictatorial de Mangope. El escándalo que esto supuso y la llegada de la democracia redujeron a la nada la influencia de los supremacistas de Terreblanche.

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