Kebab, la comida turca de servicio paquistaní
En el año 2000 Navarra no contaba con establecimientos de comida turca. Diez años después, la Comunidad foral no se escapa a la proliferación de estos negocios en el conjunto de España. Pamplona, con 12 locales, es una muestra de ello
Diario de Navarra, , 07-04-2010CUANDO el común de los navarros se preparaba para recibir el nuevo milenio, con el fallido “efecto 2000” ocupando páginas de periódicos y espacios en los informativos de radio y televisión, un paquistaní de 39 años llamado Razzaq Sudagar se disponía a abrir el primer establecimiento de comida turca de Pamplona.
Entonces, con once años en España y uno en la capital navarra a sus espaldas, este empresario asiático no suponía que abría un camino, el de gestión de restaurantes de comida turca en Pamplona, posteriormente ensanchado por él mismo y recorrido por otros paquistaníes en años venideros.
Preguntado acerca de la aparente contradicción que sitúa a los paquistaníes al frente de negocios de comida turca, Sudagar ríe y comenta: “La gente de mi país ha abierto restaurantes turcos en medio mundo. El paquistaní es una persona muy emprendedora, que ha emigrado muchísimo y sabido exportar negocios de otros lugares. Antes que en España, los paquistaníes abrieron muchos de estos restaurantes en Francia, Inglaterra, Alemania o Italia. Es un negocio que no tiene excesivas barreras de entrada, ya que la inversión no es demasiado elevada si el local es alquilado. Tampoco se necesita una alta cualificación, prácticamente cualquier persona aprendería muy pronto a preparar esta comida. Además, los turcos no se han decidido exportar su comida. Ha sido una cuestión de oportunidad. Sé que es raro que los restaurantes de comida turca los gestionemos los paquistaníes, pero es algo que está a la orden del día en toda Europa, no solamente en España y en Navarra”, asegura Sudagar.
Sudagar, auténtico rey midas de estos restaurantes en Pamplona con cinco de los doce establecimientos con los que cuenta la capital navarra bajo su propiedad, ilustra sobre el camino que le ha llevado a dominar la mitad de este negocio en Pamplona. “Empezamos con el bar Planetario. Vimos que tenía aceptación y funcionaba bien, así que poco a poco fuimos abriendo más y más, hasta alcanzar los cinco actuales. No ha sido un camino fácil, pero la clientela nunca nos ha fallado, tampoco en estos tiempos de crisis”, explica Sudagar.
Clientela: jóvenes universitarios
Este paquistaní de 49 años, natural de la ciudad de Sialkot, al igual que muchos de sus compatriotas que trabajan en Pamplona en el sector de la comida turca, apunta que la clientela de este tipo de restaurantes se nutre básicamente de gente joven y estudiantes. “Quienes más vienen a nuestros locales son universitarios que viven en pisos compartidos con otros compañeros. Es un cliente ocupado en sus estudios, que no tiene en casa a su madre para que le prepare las comidas, por lo que muchas veces, por falta de tiempo, se ve obligado a comer fuera. Además, al ser estudiantes, muchos de ellos no trabajan y su poder adquisitivo es bastante bajo, así que vienen a este tipo de restaurantes de comida rápida, en donde les damos alimentos nutritivos, a base de pollo y cordero, con abundantes proteínas, y a buenos precios. Por unos cinco euros se pueden ir saciados, algo impensable en otro tipo de establecimientos”, argumenta Sudagar.
Si Razzaq Sudagar suma cinco de estos restaurantes, tampoco le va muy a la zaga el también paquistaní Azhar Iqbal Choudhary, de 33 años, con 6 en Pamplona a sus espaldas y que gestiona otros tres establecimientos de comida turca en la capital navarra. Pero no son los únicos. En total, suma unos 15 en toda la geografía española: Bilbao, Lérida, Huesca o Tudela cuentan con negocios de este tipo de su propiedad.
Al encontrarse de vacaciones en su país natal, atendió a este medio uno de sus encargados, Syed Ishtiaq Hussain. “Nuestra voluntad es ir abriendo más poco a poco. Quizá no en Pamplona, pero sí en otros lugares de España. Aquí, el primero de los restaurantes nuestros que vio la luz fue Pak Döner Kebab, situado en Iturrama, en la calle Íñigo Arista 24. Es un emplazamiento realmente bueno porque Iturrama es el barrio con más estudiantes universitarios y aquí el negocio funciona muy bien. Luego abrimos otro en el Multicentro de San Ignacio, pero no nos está dando tan buenos resultados, probablemente porque el lugar es peor. Pero tampoco nos desanimamos y el año pasado abrimos el Döner Kebab Hemingway en Estafeta. Con este último también estamos satisfechos de cómo funciona, pero es que el sitio es uno de los mejores de la ciudad. Allí cambia bastante el perfil del comensal y pasamos de jóvenes, que también acuden, a turistas. Aunque los meses de invierno no alberga especial movimiento, en cuanto comienza el buen tiempo se llena de visitantes, y en Sanfermines es una auténtica locura, lleno a rebosar a todas las horas”, indica Hussain.
Este mismo encargado explica el éxito de estos negocios en que ofrecen una “comida caliente, rápida, barata y energética”, y sigue su exposición apuntando a que se trata de “un tipo de comida que gusta mucho desde hace tiempo en todo Europa. En España ha tardado más en consolidarse que en otros países. Aquí hasta hace diez años apenas había kebabs,pero en Alemania, Italia o Francia llevan ya dos décadas totalmente familiarizados por esta comida. Aquí se conoce mucho entre la gente joven, pero de 40 para arriba apenas viene nadie, y no preguntes entre los jubilados qué es un kebab, porque no lo saben. Poco a poco esta tendencia irá cambiando, pero aún hay muchos prejuicios. Nosotros apreciamos mucho la naturalidad con la que la gente joven viene a comer a nuestros restaurantes. Ésa es una barrera que ya hemos conseguido romper, pero quedan otras. Todavía cuesta ver a toda la familia comiendo en un kebab como lo hacen, por ejemplo, en McDonald´s. Y, sinceramente, creo que nuestra comida es más sana y nutritiva que la que ellos ofrecen. Es más una cuestión de educación y costumbre. McDonald´s lleva ya muchos años en España y supongo que al principio también costaría ver a familias enteras allí, pero ahora es habitual. Ése es el camino que debemos marcarnos, mantener la actual clientela de jóvenes y universitarios pero intentando siempre atraer a gente nueva”.
Un argelino entre paquistaníes
Zekrini Mourad no es exactamente la excepción que confirma la regla… pero casi. Es el único “no paquistaní” que trabaja en el sector de la comida turca en Pamplona, aunque tampoco es turco sino argelino. De 36 años y natural de Argel, llegó a Pamplona en 2007 para abrir su negocio, la bocatería Cabili, también en el Casco Viejo, en Bajada de Javier 6. Afirma sentirse “feliz y contento con la gente de la calle”. “Todos me dicen que el mío es el mejor kebab de Pamplona. No en vano, mi carne, de Alemania, es la más cara”, pero también afirma que le gustaría “poder trabajar sin problemas”. De madrugada, los fines de semana, cuando los jóvenes están de marcha por la zona de bares del Casco Viejo, Mourad asegura que “las ventas aumentan mucho”, pero ha recibido multas por incumplir el horario, que le obliga a cerrar a las tres de la mañana. “Resulta frustrante ver que no estás haciendo nada malo ya que simplemente das de comer a la gente, tu local está lleno y tienes que cerrar. A veces, por no quedar mal con los clientes, he mantenido la bocatería abierta hasta más tarde de lo permitido y esto me ha acarreado tres multas. Me gustaría que se replantearan la política de horarios y que nos dejen trabajar tranquilos, porque tenemos el mismo derecho a hacerlo que cualquiera”, denuncia Mourad.
Una de las razones de su éxito radica en sus horarios, adaptados a las necesidades de los jóvenes, sus principales clientes. Todos los kebabs de Pamplona abren a diario, siete días a la semana, de 12 de la mañana a 12 de la noche de manera ininterrumpida. Además, muchos de ellos, sobre todo los situados en el Casco Viejo, trabajan también los viernes y sábados por la noche hasta las 3 de la madrugada.
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