PRESUNTO CASO DE VIOLENCIA DOMÉSTICA
La jueza deja libre a un hombre que encerró a su mujer más de un año
# El fiscal pidió cárcel sin fianza por detención ilegal y malos tratos y el auto ve indicios de coacción # • Los Mossos liberaron en Viladecans a la joven, que vivía confinada sin poder salir sola a la calle
El Periodico, , 30-03-2010EDWIN WINKELS VILADECANS
J. G. ALBALAT / BARCELONA
Más de un año encerrada en una casa en la que todas las estancias y puertas, excepto una habitación y el lavabo, estaban cerradas con candados; solo poder salir a la calle si era en compañía de su marido o de una tercera persona autorizada por él; pedir comida a los vecinos a través de una minúscula rejilla de la ventana del domicilio. Esta es la situación en la que Macira –una mujer marroquí de 27 años que solo habla bereber– denunció a los Mossos que vivió durante más de un año en su domicilio de Viladecans por imposición de su marido, Mohamed Koubaa, que el sábado fue detenido por los Mossos, según informó el diario ADN. Posteriormente, el acusado fue puesto en libertad por la jueza acusado de detención ilegal.
Ayer, Koubaa –un marroquí de 39 años nacionalizado español y que lleva más de 20 en este país– no tenía problemas para hablar del caso ante cualquier micrófono y denunciar que todo es falso, que es una historia que Nacira se ha inventado por celos y que tiene pruebas de ello. También dijo que está en libertad sin cargos, pero ahí faltó a la verdad. Tras interrogarle el domingo por la mañana, la jueza de guardia le dejó libre, pero imputándole detención ilegal. Además, le retiró el pasaporte, le obligó a presentarse cada 1 y 15 del mes en los juzgados de Gavà y dictó una orden de alejamiento: no puede acercarse a menos de 1.000 metros de Nacira.
La mujer, según la jueza, incurrió en algunas contradicciones, pero según el auto «existen indicios para entender que el imputado ha coartado la libertad ambulatoria de la denunciante al impedirle salir del domicilio». La jueza no accedió a la petición del fiscal, que pidió prisión sin fianza por detención ilegal y malos tratos. Según la magistrada, no existe riesgo de fuga.
MUJER Y PRIMA La historia comenzó el jueves de la semana pasada en la planta baja de la esquina de la calle Fivaller y la carretera de El Prat de Viladecans, a solo 20 metros de una comisaría de la policía local. Nacira, casada desde hace seis años con su primo Mohamed, no aguantó más y pidió auxilio a gritos a través de la ventana, protegida con rejas. «Avisé a los Mossos porque sabíamos que lo que estaba haciendo Mohamed era un crimen. Yo también soy marroquí, pero no hay ninguna excusa, ni la religión ni las costumbres, para tratar a una mujer así», explicó un joven vecino que, igual que otros, admite temer a Koubaa por su fuerte carácter.
CENTRO DE ACOGIDA / La joven Nacira, que sufrió un ataque de ansiedad al ser rescatada, ingresó en un centro de acogida mientras que el empleado que trabaja para Koubaa en el locutorio colindante al piso avisaba a su jefe. El acusado, que es electricista, está destinado desde hace dos meses en Sevilla. «Llamé a los Mossos y me dijeron que me presentara en comisaría. Volví en autocar y el sábado me entregué», explicó.
Ante la jueza aportó documentos como billetes de avión, un certificado de empadronamiento y un contrato de alquiler que cuestionan la historia de Nacira, sobre todo en referencia a las fechas. Así, hasta mayo del año pasado, ella estuvo varios meses en casa de su padre en Alemania. Y en el piso de la calle de Fivaller el matrimonio solo residía desde agosto. Varios vecinos, sin embargo, decían ayer que Mohamed y Nacira vivían antes en otro piso de Viladecans donde ella también fue supuestamente confinada.
Una de las preguntas que surgieron ayer es por qué nadie había denunciado la situación antes. «Unos no hacían nada porque le tienen miedo a Mohamed, otros no entendían la mujer porque no habla árabe, solo bereber», comentó un vecino. La jueza también ha tomado declaración a algunos de estos testigos y vecinos.
REVENTAR LA PUERTA/ Según declaró Nacira a la jueza a través de un intérprete, casi todas las estancias llevaban candados y para ella era imposible moverse por el piso. De hecho, el jueves los Mossos tuvieron que reventar la puerta principal porque ella no pudo abrirla. Aun así, Koubaa no se escondió ayer cuando regresó a su casa y habló con una amplia sonrisa a los vecinos que comentaban su detención y posterior puesta en libertad.
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