El último caso fue el de una chica a la que un cliente casi estrangula. Fue la gente de la calle la que dio el aviso a la unidad móvil con la que Médicos del Mundo trabaja en el Polígono del Guadalhorce y en la Alameda de Colón, las dos zonas de prostitución callejera de la capital. Cuando llegaron, la chica estaba en el suelo. Le prestaron una primera atención, pero luego se negó a denunciar. A pesar de que la mayoría ha sufrido en algún momento robos, palizas, insultos y amenazas, casi ninguna denuncia.

La responsable del programa de reducción de daños de Médicos del Mundo, Begoña Espinosa de los Monteros, alertó ayer de que durante el pasado año ha crecido de forma significativa el número de agresiones a prostitutas que ejercen en la calle, fundamentalmente por parte de los clientes y de sus propias parejas.

Impunes

No obstante, es imposible concretar el número real, porque las agresiones quedan impunes. Las mujeres, en su mayoría inmigrantes ‘sin papeles’, tiene miedo a denunciar, ya que se podrían enfrentar a la expulsión. «Cuando el agresor es un cliente, no se contempla como violencia de género y por lo tanto no se sigue con estas mujeres el mismo procedimiento», hizo notar la responsable de Médicos del Mundo, que afirmó que los integrantes de la unidad móvil han sido testigos directos de media docena de agresiones durante el pasado año: «Nosotros hacemos una primera atención, pero luego ellas se niegan a que llamemos a la policía e incluso a la ambulancia. Tienen miedo y nosotros no podemos garantizar que si llamamos a la policía, no terminen expulsándolas».

La ong ha mantenido reuniones para abordar este asunto con la Subdelegación del Gobierno y también le ha pedido a la policía que, aunque no existan denuncias, se registren los casos de los que se tenga conocimiento para que al menos exista constancia del problema.

Para el coordinador de Médicos del Mundo en Málaga, Hervé Bertevás, a la situación administrativa de las mujeres se suma el hecho de que ejerzan en zonas apartadas y sin vigilancia. En este sentido fue especialmente crítico con las ordenanzas municipales que tienen como objetivo regular la prostitución, por considerar que sólo están enfocadas a invisibilizar el fenómeno, y con ello «fragilizan aún más la situación ya muy precaria de este colectivo».

Ansiedad y depresión

De igual modo, los responsables de Médicos del Mundo coinciden con otras organizaciones sociales en denunciar un endurecimiento de las condiciones a las que se enfrenta el colectivo de inmigrantes en su conjunto. El endurecimiento de las leyes y del control sobre ellos y la incidencia de la crisis estarían detrás del incremento de las consultas relacionadas con enfermedades tales como depresión y ansiedad, explicó Gabriel Ruiz, responsable del programa de atención sociosanitaria a inmigrantes de la ong.

Además de enfermedades del sistema nervioso, un alto porcentaje del los inmigrantes atendidos presentaron dolencias relacionadas con el sistema osteomuscular, debido a los trabajos que desempeñan. Las enfermedades de la piel y del sistema respiratorio también son frecuentes, debido al cambio de clima, al igual que las que afectan al sistema digestivo, debido al cambio de hábitos alimenticios.

Otro de los problemas detectados a través del programa, que ha atendido a cerca de 700 personas, es la imposibilidad de algunos inmigrantes de hacer frente al seguimiento de los tratamientos, debido a que no pueden pagar los medicamentos.