El ‘top manta’ intenta sobrevivir en la frontera de Badalona y Sant Adrià
El Periodico, 22-03-2010Los vendedores informales del mercado de los Encants, en Barcelona, buscan sobrevivir en el límite municipal entre Badalona y Sant Adrià cada martes en el llamado mercado de la miseria. La frontera entre ambas localidades se utilizada como refugio por los practicantes del top manta. La táctica es conocida por todos, tanto comerciantes como policías. Cuando llegan los agentes de la Guardia Urbana de Badalona, los vendedores huyen a Sant Adrià, a sabiendas de que no pueden ser detenidos en ese territorio por efectivos de otro municipio. Si están en Sant Adrià, escapan al esprint hacia Badalona.
Hasta el mes pasado, unos 500 vendedores se refugiaban en los alrededores del mercado de Sant Adrià, que se organiza con permiso municipal debajo de la autopista, muy cerca del barrio de Sant Roc. Cada martes, los conocidos como manteros se apostaban allí para exponer sus mercancías usadas. Pero desde hace seis semanas un operativo conjunto de las policías de Badalona, Sant Adrià, Mossos d’Esquadra y Policía Nacional, que acude para intentar identificar a inmigrantes en situación irregular para tramitar órdenes de expulsión, ha hecho que el fenómeno disminuya.
El martes pasado, unos 15 vendedores exponían objetos usados en la frontera municipal, divididos por unos pilones grises. «Se conocen muy bien la ley. Cuando llegamos los guardias de Badalona, huyen hacia Sant Adrià. Ellos saben muy bien cuál es la frontera y también conocen las leyes que les afectan», explica un policía de Badalona.
RECOGIDA DE LA BASURA / Las acciones conjuntas han disminuido de forma notable la actividad, aunque los cuerpos policiales temen que, cuando se relaje la vigilancia, reaparezca el fenómeno con grandes magnitudes. «La situación está ahora muy controlada. Solo hacemos trabajo de mantenimiento y vigilancia», explica Joan Carles Zango, jefe de la policía local de Sant Adrià. «Cada martes decomisamos toneladas de mercancía que llevamos directamente a la incineradora. La mayoría de objetos son cosas usadas que fueron rescatadas de la basura. Tienen muy poco valor», añade.
Los agentes basan su férrea persecución en que algunos artículos se venden sin ningún tipo de garantía sanitaria. Las mercancías, muy variadas, no suelen lucir un buen estado. Bolsos, ropa, toallas, gafas, juguetes, artículos electrónicos. Cualquier objeto viejo puede ser encontrado entre las mantas de los vendedores que son rápidamente envueltas y escondidas cuando son sorprendidos por la policía. Sin mercancía en las manos, no tienen responsabilidad directa. Los agentes también están convencidos de que abundan los productos robados.
El mercado es visitado por centenares de personas cada martes, la mayoría residentes del humilde barrio de Sant Roc. Los vendedores informales que todavía resisten bajo la autopista y en sus alrededores suelen ser de nacionalidad española. La mayoría de paquistanís y magrebís que dominaban los grupos itinerantes se han mudado estas últimas semanas. Algunos de ellos han conseguido una ubicación más segura en las calles aledañas, lejos de los controles policiales fijos. Otros, según dicen, volverán cuando los cuerpos de seguridad desistan en sus planes de vigilancia permanente.
Mientras la Guardia Urbana de Badalona controlaba su territorio el martes pasado, una anciana se apartó del grupo de vendedores informales para dirigirse al equipo de este diario. «Guapo: dile a tu amigo el fotógrafo que no nos eche fotos, por favor», dijo. «Algo tendremos que hacer para comer», concluyó.
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