Barcelona – El 21,2 por ciento de los barceloneses cree que el aumento de la población inmigrante a lo largo de la última década es «una pérdida o una amenaza». Lo dice un estudio que ha servido para elaborar el Plan Barcelona Interculturalidad, en el que han participado más de 3.000 personas y 259 entidades. La guía –que tiene forma de decálogo– servirá al Ayuntamiento de Barcelona para construir un modelo integrador de ciudad, para intentar huir del multiculturalismo segregador, visto en Alemania, y del asimilacionismo francés, modelos que han generado guetos  sociales, además de serios problemas de integración.
Gracias al proceso para elaborar este plan, el Ayuntamiento se ha enterado de cosas como que uno de cada cuatro ciudadanos teme la inmigración. Y como saber es poder, el plan se ha dotado de una solución para éste y otros retos. Incorpora la creación de una guía «antirrumores» y de una red de agentes sociales que se encargarán de desmentir leyendas urbanas como que los inmigrantes no pagan impuestos o acaparan los servicios sociales básicos –nunca los autóctonos han tenido tantas becas comedor como este año–. Otras medidas son repartir la inmigración por todos los barrios y un urbanismo «antiguetos» que apuesta por la mixtura de usos.