Barcelona – La tensión por la escalada de la inseguridad en Salt (Girona) ha derivado en un conflicto sobre inmigración. El colectivo inmigrante se ha visto atacado por opiniones políticamente incorrectas que esta semana se han oído en las calles del municipio gerundense , como que «los extranjeros están detrás de los robos».
Los inmigrantes no se han quedado impasibles. Si el viernes se manifestaban ante el Ayuntamiento de Salt, ayer, en Barcelona, un centenar de personas iniciaba una huelga de hambre de 50 horas. Aprovecharán la controversia para reivindicar los derechos de los «nouvinguts». 
La historia se repite
La huelga durará 50 horas, hasta el lunes, día elegido por los trabajadores inmigrantes de Francia, Italia y Grecia para organizar una jornada de protesta.
Las reivindicaciones del centenar de personas movilizado son también una respuesta al debate que abrió Vic sobre limitar el acceso al padrón a inmigrantes ilegales. Los activistas creen que la polémica de Vic se cerró en falso y temen que las administraciones se planteen recortar a los extranjeros los derechos a la educación y la sanidad, los mismos que se ofrecen con sólo registrarse en el padrón. 
Tanto las demandas, como la puesta en escena de la protesta dejan una sensación de «déjàvu». En 2005, cerca de un millar de inmigrantes se encerraron en diversas iglesias de Barcelona y su área metropolitana para reclamar al Gobierno que flexibilizara las condiciones para acogerse a una regularización extraordinaria. Ahora, los manifestantes también han elegido pasar la noche en la Iglesia de Sant Medir y Sant Antoni Claver y en un centro de la CNT del barrio del Raval.
 Entre los organizadores, hay viejos conocidos, como Papeles para Todos, la CNT, Sodepau o PSUC Viu. Todos reclaman a los partidos políticos que no utilicen la inmigración como arma electoral y a los ciudadanos que no caigan en el error de mezclar inseguridad con inmigración.