EDITORIAL: 'Pacto de inmigración, sin electoralismo'

El Periodico, 28-02-2010

Una de las primeras reacciones de las autoridades y los agentes sociales ante la protesta de Salt ha sido proclamar, de manera insistente, la necesaria y democráticamente saludable separación entre el aumento de la intensidad de los actos delictivos y la creciente tasa de inmigración, cercana al 43%, del municipio gerundense. Las comunidades de inmigrantes de Salt también han resaltado este importante aspecto: la actividad delictiva no es patrimonio de unos colectivos señalados con el dedo, sino de unos individuos que deben ser detenidos y puestos a disposición de la justicia.
Los inmigrantes se han quejado de que la policía actúa continuamente en su contra, registrándoles en la calle de manera discriminatoria. La deriva del asunto, sin embargo, y pese a proclamas y buenas intenciones, pronto se ha centrado en la vinculación de la inseguridad a la inmigración, con puntos de fricción entre comunidades, amagos de manifestaciones y pequeños brotes de contenido claramente xenófobo.
No podemos aplicar, pues, la táctica del avestruz. Esconder la cabeza bajo tierra sería una política nefasta, negadora de la realidad. Está latente, en Salt, según todos los testimonios, un conflicto de notable envergadura, y por eso mismo la consellera de Acció Social i Ciutadania convoca de urgencia la mesa de seguimiento del Pacto por la Inmigración. No se trata de propagar la alarma, pero sí de ser conscientes de que el binomio, de connotaciones racistas, puede provocar un incendio cuyas brasas también se llaman crisis económica, falta de empleo y vivienda, roces en la convivencia por motivos culturales y precariedad de recursos aplicados a las necesidades sociales en barrios depauperados.
Y no es solo Salt. Ejemplos como el de los altercados de El Vendrell y las disputas en Badalona y el censo de Vic dibujan un panorama preocupante que debe gestionarse con mucho sentido para que no se convierta en el río revuelto donde pescadores demagogos adquieran ganancias electorales. Para el bien de la convivencia, sería un fracaso histórico que en la antesala de las citas autonómicas y municipales los partidos democráticos utilizaran como recurso político un asunto que debe estar por encima de los intereses tácticos. Si no es así, plataformas xenófobas que empezaron casi como una anécdota tendrán la posibilidad de ganar un terreno que, seguro, minaría los pilares básicos de la democracia.

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