Las pateras ya no llegan a Lanzarote

ABC, SAÚL GARCÍA CRESPO | ARRECIFE, 23-02-2010

Hace una semana se cumplía el primer aniversario de la peor tragedia de la inmigración ilegal en Lanzarote. Treinta y una personas viajaban en una patera que llegó a Los Cocoteros, en el noreste de la isla. La barca volcó a unos metros de la orilla y sólo hubo seis supervivientes.
Ya por entonces, aquel 15 de febrero de 2009, el número de pateras llegadas a Lanzarote había bajado mucho con respecto a los años anteriores. La presión ya se había trasladado a las islas occidentales y los cayucos sustituyeron a las pateras. La vigilancia en las costas africanas y la instalación del sistema integral de vigilancia exterior (Sive) son algunas de las razones por las que las embarcaciones comenzaron a salir desde otros puntos de la costa, como Mauritania o Senegal.
Un año después de aquella tragedia, la llegada de barquillas a Lanzarote ha descendido considerablemente. Hace cuatro meses que no se detecta una patera. Después de aquel 15 de febrero han podido alcanzar la costa 151 personas, según los datos de la Delegación del Gobierno en Canarias. La última llegaba el 8 de octubre a La Graciosa con 27 ocupantes. En 2009, contando la de Los Cocoteros, llegaron nueve barquillas.
Después de febrero llegaron dos en junio, con 22 y 27 personas; en agosto, una a Puerto del Carmen con diez personas y, en septiembre, tres más con 21, 23 y 21 ocupantes. De las siete, dos no las detectó el Sive y, menos una, todas han llegado a la zona norte de la isla, la más alejada de la costa africana. Cada año ha ido bajando la llegada de pateras. En 2008 llegaron 18 embarcaciones con 240 personas y en 2007, 637 en 41 barcazas. Este año la única patera que ha alcanzado la costa, junto al Faro de Pechiguera, está relacionada con el tráfico de drogas y no con la inmigración.
Mayor control
Desde la Federación de inmigrantes de Lanzarote consideran que el descenso se debe al control por parte de Marruecos y ahora de Mauritania de las fronteras. Sobre la influencia de la crisis económica en España, Bachir Abdalá señala que «para la gente de fuera eso no cambia nada».
«No existe esa crisis para ellos porque en África la gente no tiene nada, no sabe lo que es el paro ni ayudas sociales». Reconoce que con los años se ha ido creando una conciencia del peligro que supone embarcarse hacia Canarias pero puntualiza que tragedias como la de Los Cocoteros «sólo influyen en el barrio del que salió, no en el resto», asegura.
El descenso también ha provocado que algunos problemas en las instituciones hayan disminuido su intensidad, como la acogida de los menores. Hace no tanto tiempo enfrentaba al Cabido con el Gobierno de Canarias y a éste con el central. Hoy en Lanzarote, uno de los dos centros permanece cerrado, por decisión del anterior consejero de Asuntos Sociales, Joaquín Caraballo. El actual, Marciano Acuña, dice que no hay que confiarse porque se podría tener que abrir de nuevo. Señal de que los menores que hay ahora mismo están bien atendidos pero que el centro está al límite de su capacidad. El otro se ha orientado como alojamiento para familias con problemas económicos y, curiosamente, no ha habido demanda.
Tampoco se ha vuelto a hablar de la construcción de un centro de retención de inmigrantes que el Estado quería poner en Lanzarote, aunque San Bartolomé y Teguise se opusieron a que fuera en su municipio. El centro ya no parece necesario, más teniendo en cuenta que el de El Matorral, en Fuerteventura, se encuentra al 2 por ciento de su capacidad.
La bajada en la inmigración irregular también ha hecho que el Grupo de extranjería de la Policía haya dejado de ser el que más trabajo tiene y que se liberen policías para otras funciones. Un abogado del turno de oficio señala que hace años que no le llaman para asistir a los detenidos por una patera y que no ha vuelto a haber redadas para repatriar inmigrantes, mientras que antes era habitual.
Frente a estas consecuencias se opone la cruda realidad. En África la pobreza sigue campando a sus anchas. Lo recordaba en el homenaje a los muertos en Los Cocoteros la consejera de Bienestar Social Inés Rojas: «Lo que nos tiene que importar no es que no vengan, sino que no tengan motivos para venir».

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