Enero elevó a 4,04 millones el número de desempleados. Algunos llevan años buscando un puesto de trabajo, con escaso éxito

Jóvenes, inmigrantes y mayores, difícilmente recolocables

La Razón, 15-02-2010

Llevan meses en paro, algunos, años, y no consiguen recolocarse. Se lamentan de que «todo está deteriorado».

 

MADRID – «España está a punto de salir de la recesión, si no lo ha hecho ya». Estas palabras que ya ha pronunciado el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en numerosas ocasiones en los últimos tres meses, sonarán seguramente a huecas a los más de 4  millones de personas que se encuentran en estos momentos en el desempleo. Algunas de ellas con las que habló LA RAZÓN no encuentran «consuelo» en estas predicciones. Lo que quieren es que el Gobierno cree empleo y que no maquille la realidad con pequeños parches como la ayuda de 420 euros que prorrogará durante seis meses más a quienes no reciben ya ningún tipo de subsidio. La situación en el mercado laboral es compleja en todos los segmentos de edad. Lo es, por ejemplo, entre los mayores de 55 años, ya que se trata de trabajadores que han desempeñado su vida profesional en un mismo puesto de trabajo, generalmente muy especializado, y su «reciclaje profesional» resulta mucho más complicado, según nos explica Adecco, empresa especializada en la selección de trabajos y personal.


Pegas e inconvenientes

Es el caso de Nicolás, un hombre de 57 años que lleva en paro desde agosto de 2007 y con el que pudo hablar este diario. Trabajaba en una empresa de material de oficina que tuvo que reducir plantilla. Desde entonces no ha conseguido recolocarse. Sólo temporalmente limpiando piscinas municipales en verano. Cobra los 420 euros.
Los inmigrantes son otro de los colectivos más golpeados por la crisis económica. Su tasa de desempleo roza casi el 30%, el doble de la de los españoles. En su mayoría eran trabajadores de la construcción y del sector servicios; ellos son los que más han sufrido los efectos de la crisis.

Miguel y Estrella no son inmigrantes . Forman un matrimonio que ha dedicado toda su vida al mundo de la hostelería y que el pasado 20 de diciembre se vio obligado a cerrar su negocio –un local que vendía comida preparada– ante la imposibilidad de poder sacarlo adelante. «Perdimos el dinero del negocio y vendimos todos los enseres. Estamos viviendo de los ahorros», comentan a este periódico. Al ser autónomos no han recibido ni el paro ni ningún tipo de subvención. Pero los peor es que, hasta el momento, no han conseguido reinsertarse en el mercado laboral y no por no intentarlo.


Ayudas imposibles

Estrella tiene experiencia de 30 años como cocinera, pero nos cuenta que todos los bares en los que ha solicitado trabajo le han cerrado las puertas. Ella lo atribuye a su edad, «quizás me ven mayor o tal vez es que tengo demasiada experiencia y eso tampoco gusta», comenta. Estrella se lamenta de «que todo está muy deteriorado». Su marido Miguel, siempre dedicado al mundo de la hostelería, está haciendo un curso de fontanería. Tampoco encuentra trabajo y ha tirado la toalla a la hora de pedir ayudas públicas, pues según explica «todo son inconvenientes».

Adriana sí es inmigrante. Nació en Colombia, tiene 40 años y está desempleada desde octubre. Explica que estuvo trabajando dos años en Segovia, cuidando a personas discapacitadas. De momento no se plantea regresar a su país, «pues las cosas no andan mucho mejor allí». Dice que ha enviado «muchos currículos» y que no la llaman de ningún sitio.

Marta Lucía también es colombiana . Tiene 49 años. Se quedó sin trabajo en noviembre. Era cuidadora como Adriana. No cobra ningún tipo de subsidio. Su hija,   en paro, ha vuelto a Colombia.

Adecco cifra el incremento de la demanda de empleo por parte de los inmigrantes en torno al 60% con respecto a hace unos años. Su perfil es, sobre todo, el de un hombre de entre 25 y 54 años, con formación básica y, en su mayoría, provenientes de Iberoamérica o Rumanía.
Tampoco los jóvenes tienen  fácil recolocarse. Es el caso de Antonio Santiago, un sevillano de 20 años que desde que su empresa de carga y descarga cerró hace un año no encuentra trabajo. De momento, y a la espera de algo de suerte, ha decidido sacarse el graduado escolar.

Con una tasa de paro del 43,8%, el número de jóvenes que busca empleo se ha multiplicado también exponencialmente. Sin embargo, la dificultad para este colectivo radica en que tienen que «competir» con trabajadores con más experiencia y también en situación de desempleo, lo que hace más complicado su acceso al mercado laboral. Especialmente para los recién licenciados, ya que su escasísima experiencia profesional se convierte en un hándicap insalvable.


«Tenemos lo que nos merecemos»

Los desempleados con los que habló LA RAZÓN ignoran la propuesta de reforma laboral que les presentó el presidente del Gobierno a los agentes sociales hace una semana. Lo que quieren es un empleo y que «venga otro Gobierno», comentan, pues éste «nos engaña», añaden. También se les puede oír comentar que «en España tenemos lo que nos merecemos». Otros «no pierden la fe» de encontrar otro empleo y dicen que «lucharán hasta donde puedan». Los parados, la cara más dramática de esta crisis, comprueban «cómo todo se está deteriorando» pues en su opinión la gente «aprovecha las circunstancias para pagarte poco y explotarte mucho».


UN MATRIMONIO EN PARO (Foto 1).Estrella y Miguel tienen 54 años. Son un matrimonio que el pasado diciembre cerró su negocio ante la imposibilidad de sacarlo adelante. Con más de 30 años dedicados a la hostelería no consiguen recolocarse. Ella cree que «quizás la vean mayor».

SIN TRABAJO DESDE OCTUBRE (Foto 2).Adriana es colombiana, trabajaba cuidando a discapacitados. No la llaman aunque envía «muchos currículos», pero no quiere regresar a su país.

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