Ricardo Barkala Concejal de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbao

"Pagamos el cariño de una hija a su madre, ¿qué modelo de sociedad estamos creando?"

Deia, Olga Sáez, 07-02-2010

Bilbao. El concejal de Acción Social, Ricardo Barkala, repasa la actualidad de su área, desde la polémica de Bizitegi hasta el futuro de los servicios sociales en la villa, pasando por el fraude en las ayudas económicas. También propone reflexionar sobre el modelo de sociedad que se está creando, “pagando el cariño de una hija a su madre”.

En el último pleno se negó tajantemente a crear una comisión especial para detectar el fraude de inmigrantes. La actuación de la auxiliar domiciliaria, inmigrante, para rescatar a una anciana del fuego, es un ejemplo que refuerza sus argumentos.

La situación es bastante clara, otra cosa es que algunos quieran manipularla en función de ciertos intereses. En este país, ahora mismo, hay labores que no quiere hacer la población autóctona. Hay gente, como María Ángeles, que ama su trabajo y se implica, y a esos inmigrantes yo les pongo alfombra roja. Son personas que vienen de su país porque están mal, trabajan honradamente y son unos vecinos más. En un futuro van a ser necesarios trabajadores que si no se crean aquí habrá que traerlos de fuera. Mezclar delincuente con inmigración es pernicioso e injusto.

¿Por qué parece que a esta sociedad sólo le preocupa el fraude a las bolsas sociales y no se habla tanto del fraude, por ejemplo, a Hacienda?

Por cercanía. Supuestamente son vecinos que tampoco están muy bien económicamente; ves el fraude de cerca y eso te da todavía más rabia, aunque la cantidad sea menor. Parece que si le pones más ceros al fraude o al atraco, te pierdes. Pero la gran mayoría de los que cobran estos ingresos lo cobran debidamente. Es gente que lo necesita. Los que defraudan son los menos, pero están ahí y hay que perseguirlos porque están robando dinero público y porque el daño que hacen a las políticas sociales en general es impresionante. Tenemos que conseguir que la gente perciba el pilar de las ayudas sociales como percibe la Sanidad. Puedes criticar la Sanidad pero es un servicio respetado y respetable. Nadie se cuestiona que con dinero se compre la Sanidad pública. Y a eso aspiramos. Además, tarde o temprano, todos vamos a necesitar de los servicios sociales.

Lo que es cierto es que la población inmigrante cada vez es mayor. A veces son noticia un día, pero en general no lo pasan bien. ¿Qué fue de Ismaila, el nigeriano que pidió al alcalde un lugar dónde vivir cuando desalojaron el puente de Rekalde bajo el que vivía?

Se le ofreció el albergue para que saliera de la calle y buscara un trabajo. Si usted viene aquí como un puente para buscarse la vida, el sistema social de Bilbao le ofrece un servicio en el que puede permanecer una temporada. Pero Ismaila no lo quiso y nosotros no podemos obligarle. Son casos puntuales. En general, las personas inmigrantes que vienen aquí a buscarse la vida y que acceden a los servicios sociales de la ciudad no permanecen mucho tiempo en ellos, salen adelante.

¿Bilbao tiene recursos suficientes para atender a las personas en riesgo de exclusión?

Para nosotros, el termómetro es el albergue invernal en el que el 75 u 80% de usuarios no están habitualmente en Bilbao. Ahora mismo, estamos en pleno debate sobre el desarrollo de la Ley de Servicios Sociales que se plasmará de cara al verano y sabremos lo que la administración ofrece, dónde y con qué criterios debe ubicarse. No obstante, el primer documento que analiza la situación apunta a que precisamente en este municipio se puede dar una sobrecarga o concentración de recursos. El resto de ayuntamientos también tendrá que ponerse las pilas. Lo que no podemos hacer nosotros es responder a la demanda de todo Bizkaia.

¿Cuál es el futuro del albergue de Mazarredo?

El albergue de Mazarredo se abrió para un periodo de tiempo corto. Había que buscar una solución y era lo que procedía. Había dos objetivos: probar si funcionaba este sistema y ver cómo debía ser. Se ha prolongado seis años porque el desarrollo urbanístico, debido a la crisis, ha ido más lento de lo que se creía. Pero el edificio donde está ubicado se va a derribar; cuando se haga se habrá elaborado ya el mapa de recursos y, si se acuerda necesario un albergue de baja exigencia, como supongo que sí, habrá que buscar la ubicación y el diseño idóneos.

¿Se ha pensado en posibles ubicaciones?

Cuando se elabore el mapa de recursos y se analice cómo debe estar diseñado por dentro.

A personas como Ismaila no se les puede obligar a dejar la calle pero tampoco se puede asistir a personas como Begoña, la mujer con síndrome de Diógenes que vivía en el Casco Viejo. Sorprende que el Ayuntamiento no actúe de oficio en esos casos, que seguro son más.

Claro que hay más casos. De todas formas, sí actuamos de oficio si existe un problema de salubridad. De hecho, actuamos en ese caso pero a través de otras herramientas, porque aquella mujer no nos dejaba entrar en su casa y desde Acción Social no podemos entrar sin permiso. Aquel caso se resolvió. Pero, generalmente, son reincidentes.

¿Reincidió Begoña?

Estuvo un tiempo ingresada y volvió a su casa. Era un caso especial porque tenía otras propiedades en buen estado. Que yo sepa, ahora está en su piso.

En áreas como Acción Social, ¿los concejales están a pie de calle o se gestiona la información desde el despacho?

Depende del tiempo y el estilo de cada uno. A mí me gusta estar en la calle e intento visitar a todos los colectivos a los que atiendo. Evidentemente, no visito 3.500 hogares, pero he visitado varios y cuando un caso me parece distinto, procuro estar. Ni qué digamos con colectivos como el de la infancia o el de las personas mayores. Lo cierto es que toda política que desarrolles en este campo tiene que ver con entender, escuchar y es necesario ese acercamiento que a veces te da una visión increíble de algunos problemas que sufren muchos bilbainos. Mi estilo también es así, el del contacto.

¿Se puede desconectar después de haber escuchado un drama?

No olvidas los problemas, pero no me obsesiono. Procuro poner todas las herramientas a mi alcance. Si me afecta a mí, tampoco yo respondo. Pero es un problema que afecta mucho a las trabajadoras sociales y, de hecho, tienen un índice de bajas importante porque a veces es difícil aislarse de la problemática de las personas que atienden.

¿Hay algún caso que le haya podido desbordar?

Desbordar no, pero te duele ver personas muy vulnerables, gente mayor que vive sola y ves el trato que han recibido incluso por su entorno familiar, o niños que están en peligro de desprotección.

¿Qué nos está pasando?

El peso específico de la unidad familiar, de la familia tradicional, cada vez pinta menos para las nuevas generaciones, y a mí me parece una estructura fundamental. Soy un defensor acérrimo. En el entorno familiar se resuelven muchos problemas. En esta ciudad hay muchos recursos pero un concejal no te puede dar el cariño de una familia. Soy defensor de la familia grande en la que conviven hijos, nietos… Yo antes viajaba mucho y recuerdo que en el Reino Unido, la amatxu vivía sola en un apartamento en un sitio determinado, la hija con el segundo marido cuatro manzanas arriba y el otro hijo cuatro manzanas abajo. Ni la visitaban. Meterte en la cama pensando que tu ama está mal a cuatro manzanas tiene que ser terrible.

Cada vez hay más personas que viven solas. ¿Habrá recursos para atenderlas?

Las costumbres están cambiando muchísimo y es cierto que con las nuevas modalidades de matrimonio que hay, los divorcios… la gente acaba viviendo sola. Tarde o temprano acaba demandando la ayuda de alguien y si no tiene familia recurren a la administración pública. Nuestra obligación es la que es. Se han aprobado tres importantes normas: la Ley de Dependencia, la Ley de Servicios Sociales y Ley de Garantía de Ingresos. Se trata de dar una vejez digna a esas personas que están más desamparadas y, en función del patrimonio que tengan, alojarlas en el entorno que sea necesario.

Algunas familias prefieren recibir la ayuda y ocuparse ellas.

Tiene su punto agrio lamentable. Hay familias que prefieren recibir el dinero que les corresponde y luego que alguien se ocupe de cuidarles. Estamos pagando el cariño de una hija a su madre. Habrá que hacerlo, no digo que no, pero debería darnos qué pensar sobre el modelo de sociedad que estamos creando.

Los vecinos de Txurdinaga han conseguido que finalmente no se abra el centro de baja exigencia que quería poner en funcionamiento Bizitegi. ¿No habría sido más lógico que el Ayuntamiento hubiera analizado la necesidad de este recurso antes de que estallara la polémica?

No estoy de acuerdo con el planteamiento. Si el centro de Txurdinaga no se ha abierto, no ha sido por las protestas de los vecinos. El Ayuntamiento de Bilbao ha abierto, y mantiene abiertos, centros de este tipo. Como institución entendemos que prestan un servicio cualitativa y cuantitativamente suficiente. En este caso, una entidad privada ha tomado una iniciativa por su cuenta y ha tenido el rechazo de los vecinos. El Ayuntamiento, más allá de que protesten o no, lo que pide es que se le consulte la necesidad de abrir un centro de estas características en Bilbao. Y no nos parece el sitio más adecuado. En otros barrios se han abierto centros incluso más problemáticos que este, con más protestas vecinales, pero el Ayuntamiento los ha liderado. Ha sido corresponsable en la toma de decisión, la asume como propia y la defiende. Ahora mismo, hay protestas de vecinos a recursos míos pero como son decisiones tomadas conscientemente y creo que son necesarias, me aguanto. Lo que no voy a hacer es aguantar el chaparrón de unos vecinos a la decisión que ha tomado un tercero no se sabe muy bien por qué y sin preguntar.

No hubo coordinación con el tercer sector, en este caso con Bizitegi.

El tercer sector hace una labor importante. Pero al igual que yo, a veces se equivocan y creo que en el centro de Txurdinaga se han equivocado. Uno de los puntos del acuerdo que hemos propuesto mientras el Gobierno vasco elabora el mapa de recursos es llegar a un protocolo de actuación para que si uno u otro cree necesario ubicar un nuevo centro vayamos de la mano.

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