Los inmigrantes que quieran legalizar su situación en Italia deberán pasar exámenes sobre lengua italiana y nociones de la Constitución, entre otras materias, además de certificar algunos requisitos administrativos para obtener un mínimo de 30 puntos, válidos para la concesión del permiso de residencia. Es el nuevo carné por puntos, como el de conducir. Los extranjeros tendrán dos años para lograr los créditos necesarios y superar las pruebas. Italia se sube al carro de otros países, como Australia, Canadá o Nueva Zelanda que, con variaciones, exigen a sus futuros «nacionales» unos mínimos de conocimientos y asimilación de las costrumbres y leyes del país antes de otorgarles la nacionalidad. En el caso de Italia la medida se enfrenta además a la dificultad de cumplir los plazos, algo que en el país transalpino resulta difícil por la falta de agilidad de una burocracia que fagocita plazos, derechos, deberes  y documentos.