Punto de Vista recorre el mapamundi

El Festival de Cine proyectó ayer tres documentales de lugares muy distantes - El argentino Pablo Baur, la coreana Dong-Ryung Kim y el israelí Yonatan Haimovich presentaron sus documentales - Curar heridas abiertas o tratar de comprender ciertas realidades, ejes de sus trabajos

Diario de Navarra, MICHELLE UNZUÉ . PAMPLONA ., 07-02-2010

Ayer el Festival de Cine Documental Punto de Vista puso varias chinchetas en su particular mapamundi audiovisual: en Israel, Corea del Sur y España. Ahí se rodaron los tres documentales presentados en la Sección Oficial de Punto de Vista, escenarios de grabación muy diferentes pero en los que latía la curiosidad.
Curiosidad por descubrir qué quedó de una infancia feliz, por acercarse a la rutina milimétrica de un conserje o por saber cómo viven las prostitutas cercanas a una base militar estadounidense.

El argentino Pablo Baur presentó su obra El conserje, de veinte minutos de duración. “Trabajaba en un edificio de oficinas en el centro de Barcelona y me llamó la atención la cotidianeidad del conserje, me parecía muy meticuloso y ordenado. Fue un proceso natural de acercamiento y amistad y durante seis meses grabé con él, no le molestó porque es un personaje sin trampas. Y cuando estaba editando el material grabado, un compañero me planteó que me faltaban algunos elementos narrativos”, confesó Baur. Ahí fue cuando se dio cuenta de que el conserje y su padre tenían puntos en común, lo que le sirvió para reconducir el guión y enfrentarse a sus fantasmas familiares.

El tabú silenciado

Muy lejos de Barcelona se desarrolló el largometraje rodado por la directora coreana Dong – Ryung Kim. American Alley es el nombre con el que se conoce a un asentamiento próximo a una base militar norteamericana en Corea del Sur. Al principio eran mujeres coreanas las que ejercían la prostitución con los soldados norteamericanos en los clubes, pero a partir de 1995 fueron sustituidas por mujeres rusas o filipinas.

La realizadora explicó que la idea de grabar el documental se le ocurrió cuando viajó a Vietnam y vio a muchas mujeres ejercer la prostitución con occidentales, y que le recordó la historia de su propio país. “El trabajo de las coreanas y las inmigrantes en esos bares ha sido un tema tabú; tras la guerra de Corea la población pensaba que los Estados Unidos eran sus salvadores, y a pesar de que sabían lo que ocurría en ese pueblo lo querían ocultar”. Kim trabajó durante un año en American Alley como servicio de apoyo en una organización feminista que ayudaba a estas mujeres. “Muchas querían escapar de los locales de alterne y les acompañaba al refugio, o al hospital para que abortaran; durante ese año ayudé a unas 200 mujeres y gracias a esa confianza luego aceptaron aparecer en el documental; sólo hubo una chica que se negó, aunque sale su mano. Mi trabajo es un retrato de la vida cotidiana de esas mujeres inmigrante, más que un análisis de la sociología de su situación”, expresó.

Stalin en Israel

La tercera de las historias transcurre en el Israel recordado de Yonatan Haimovich. “Nací en un edificio en Jerusalén en 1976, año en el que mis padres emigraron desde la Unión Soviética. En el edificio todos éramos inmigrantes y mis recuerdos de infancia eran felices; mis amigos eran rusos y mayores que yo porque mi abuela temía a los israelíes, no le gustaba nada su cultura; hasta los cinco años no hablé hebreo, ni siquiera sabía que existía y pensaba que Stalin era el presidente de Israel”, recordó Yonatan. Sus padres fallecieron y cambió de residencia, y con el tiempo el barrio de su infancia se convirtió en una zona muy religiosa. Pero la búsqueda de algo que no sabe identificar le llevó a regresar, años después y cámara en ristre, para rodar Fragments.

“Con esa herida abierta regresé; quería emprender ese viaje por un proceso más íntimo, relacionado con mi alma. La película no habla de mi vida, sino del fenómeno de la inmigración en Israel; al volver al edificio me encontré con las preocupaciones de la gente mayor por la soledad, la muerte… Pero también descubrí un lugar en el que podía sentirme otra vez como un niño”, concluyó Haimovich.

Los tres documentales se exhibirán hoy otra vez en los cines Carlos III a un precio de tres euros. Compartirán cartel con una retrospectiva de la cineasta estadounidense Lynne Sachs, otra sobre el homenajeado del festival, Jem Cohen, y los cortometrajes de la sección Afinidades Vigo. Continúa el banquete de buen cine documental en Pamplona.

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