Shanghai-Barcelona-Vic
El Ayuntamiento de la capital de Osona sigue empadronando con total normalidad a los nuevos residentes
La Vanguardia, , 26-01-2010REXACH
Jintao Lin no habla catalán, pero asegura satisfecho que su hija Xinru, ahora de ocho meses, lo hablará
Jintao Lin (25 años, Shanghai) fue el primero en llegar, ayer, a las 10 en punto, a la Oficina Municipal d´Acollida del Ayuntamiento de Vic. Unas dependencias ubicadas en el Espai Sucre, donde los nouvinguts pueden pedir la inscripción en el padrón municipal, tengan o no los demás papeles en regla.
Las nubes de tempestad (de tempestad política se entiende) han pasado ya sobre Vic y la mañana volvía a ser tranquila y rutinaria por fría, por húmeda y por desangelada, como es costumbre meteorológica en la ciutat dels sants. Poca gente, y apresurada, en las calles por las que no resulta infrecuente oír conversaciones en árabe, en moshi-dagomba, en yoruba, en bengalí o en mandarín. En Vic, con algo más de 40.000 habitantes, viven 3.800 marroquíes, mil y pico ghaneses, casi 900 ecuatorianos, unos 600 indios, medio centenar de chinos y casi tantos nigerianos y colombianos. Vic es una sucursal de la ONU y uno de cada cuatro de sus habitantes procede de países africanos, orientales o latinos.
Jintao habla chino con su esposa, Xia Ye (21), aunque utiliza un castellano de acento oscuro y claridad suficiente para vivir aquí. No el catalán, por cierto, lo cual pareció causar algún disimulado desencanto en la joven funcionaria, que ayer le atendía con amable solicitud mientras le tramitaba los papeles de empadronamiento.
Es cierto, Jintao no se desempeña en la lengua de mossèn Cinto, que era de Folgueroles y que aquí tiene dedicada una calle muy principal. Aunque aclara satisfecho que la pequeña Xinru (ocho meses) sí que “hablará catalán”, o sea que el hombre viene con ganas de quedarse y es que en Vic se vive mejor que en Shanghai, o eso dice Jintao, e incluso mejor que en Barcelona, donde pagaba 600 euros al mes por dos pequeñas habitaciones.
Aquí, en Vic, un piso para él y su familia le cuesta 550 euros y Jintao, que trabaja en “la cárnica”, o sea, en la industria del embutido, que tanta riqueza y justa fama ha dado a la capital de Osona, está encantado y hasta tiene un coche, “un Opel de siete plazas”, anuncia orgulloso.
Jintao y Xia están encantados con la cocina local, especialmente “la paella y el jamón”, aunque bien es verdad que no son específicamente catalanes, y para los casos en que el patriotismo gastronómico se deja sentir, recurren a una tienda de productos chinos, que en Vic hay de todo.
En la Oficina d´Acollida había cola ayer por la mañana. Dos senegaleses, una pareja de argentinos, un colombiano, un ghanés, un marroquí y un uruguayo eran atendidos por riguroso orden de llegada. También una señora catalana de Manlleu y otra valenciana tramitaron su empadronamiento. Los que tenían los papeles en regla eran inscritos de inmediato, para los demás el trámite se alargaba un par de días, pero quienes lo pedían podían disponer de un certificado, por si necesitaban atención médica.
A los Lin, de Shanghai, les dieron también dos pequeños recipientes para reciclar la basura.
¿SE DEBERÍA EMPADRONAR A LOS EXTRANJEROS SIN PAPELES? www. lavanguardia. es/ encuestas(Puede haber caducado)