El problema está sin solventar

La Razón, Iñaki ZARAGÜETA, 25-01-2010

Si Zapatero y Rajoy piensan que con el acatamiento de la Ley por parte del Ayuntamiento de Vic, el problema suscitado por la inmigración se ha acabado, se equivocan gravemente. En primer lugar, porque la contradicción no puede ser la vía de solución. No tiene sentido respetar la norma que obliga a empadronar a los ilegales y vulnerar la otra que ordena deportar a los que entran de forma irregular. Porque, aquí, el que llega, se queda. La riada y el efecto llamada de inmigrantes , así como su acceso a la educación, a la sanidad y a los servicios sociales han provocado una vertiente social del asunto. En lugar de ampliar plazas escolares en un mismo colegio y médicos y camas en los centros de salud, se han producido agravios hacia los españoles y hacia los inmigrantes legales, que se han quedado sin plaza escolar para sus hijos o ven distorsionada su asistencia sanitaria. Hasta que no le toca a uno, la cuestión se antoja inexistente. Pero la larva está anidada. Por otro lado, ha aparecido vertiginosamente la vertiente económico – financiera por efecto de la crisis. Los ayuntamientos se encuentran en la ruina y no pueden soportar el gasto generado por esa población extra ni el Gobierno acepta hacerse cargo de esas coberturas. Finalmente y como consecuencia de este cambio en el escenario nacional y como ha sucedido con anterioridad en países de nuestro entorno, emergen los oportunistas que se rodean con las banderas nacionales y con evidentes tintes xenófobos ocupan un espacio político que pone en peligro la tranquilidad con la que viven los partidos principales, los cuales no se han preocupado de dar la respuesta adecuada y racional a estos cambios. Una cosa es cierta: si el PSOE y el PP no se ponen las pilas para solventar este dilema, habrá alguien que aproveche el descontento de esos grupos. Mi amigo Rogelio afirma que, con una buena capacidad de comunicación y reflejando credibilidad, puede encontrar apoyo porque hay campo abonado en la sociedad. Quizás haya que comenzar por suprimir la peculiaridad de que los ilegales se puedan empadronar.

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